El barrio La Paz, en el suroccidente de Barranquilla, volvió a ser escenario de la violencia que azota a los sectores populares de la ciudad. A las 10:30 de la noche del sábado 12 de julio, un joven mototaxista fue asesinado de tres disparos, en un ataque sicarial que dejó consternada a toda la comunidad.
La víctima fue identificada como Efraín Callejas Vega, de 19 años, un joven que —como muchos en su condición— se ganaba la vida prestando servicio de transporte informal en motocicleta. En el momento del ataque, se encontraba en la carrera 14 con calle 108, una zona habitualmente transitada por vecinos y conductores del sector.
El ataque: directo, preciso y sin oportunidad de defensa
De acuerdo con testigos del hecho, dos sujetos en motocicleta llegaron al lugar. El parrillero descendió del vehículo, se acercó sigilosamente a Efraín por la espalda y le disparó en tres ocasiones a quemarropa, dejándolo gravemente herido en el pavimento.
Vecinos del sector corrieron a auxiliarlo y lo trasladaron de urgencia al Camino La Manga, pero los esfuerzos médicos fueron en vano: Efraín llegó sin signos vitales, producto de las heridas recibidas en el pecho.
Un barrio marcado por la violencia
Este es el segundo asesinato en menos de cinco días en el barrio La Paz, lo que ha generado preocupación entre sus habitantes, quienes aseguran vivir con miedo constante por la creciente presencia de estructuras criminales que operan en la zona.
«Lo mataron sin decirle nada. Solo se bajó, le disparó y se fue. Aquí ya nadie está seguro. Ya ni los muchachos que trabajan de forma honesta pueden estar tranquilos», comentó una vecina del sector que presenció el momento posterior al ataque.
Investigación en curso
La Policía Metropolitana de Barranquilla inició una investigación para dar con los responsables del crimen. Las autoridades manejan varias hipótesis, entre ellas un posible ajuste de cuentas o represalias relacionadas con disputas entre grupos delictivos.
El cuerpo de Efraín Callejas fue trasladado a Medicina Legal, mientras su familia exige justicia y denuncia el abandono en materia de seguridad que, aseguran, se vive a diario en los barrios periféricos de la ciudad.
La historia de Efraín es un reflejo del drama que enfrentan miles de jóvenes en las ciudades colombianas, donde la violencia, la falta de oportunidades y el crimen organizado se cruzan con la cotidianidad, truncando vidas demasiado pronto.