En medio de aplausos, banderas y la esperanza navegando río arriba, el majestuoso Magdalena volvió a ser protagonista. Esta vez, no como límite, sino como puente de unión: con la puesta en marcha de la nueva ruta fluvial en ferri entre Remolino (Magdalena) y Palmar de Varela (Atlántico), el Caribe colombiano abre una puerta histórica a la conectividad y el desarrollo regional.
El primer viaje oficial del ferri provisional partió al ritmo de los tambores y con la alegría de las comunidades ribereñas. A bordo viajaban el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, y el alcalde de Remolino, José David Escorcia, quienes sellaron con este gesto simbólico una apuesta compartida por la integración territorial.
Este ferri —que pronto será reemplazado por una embarcación definitiva de 32 metros de largo, 10 de ancho y 3.500 toneladas de capacidad— no es solo una alternativa de transporte: es la solución a años de desconexión, largas vueltas por carretera y economías aisladas por la geografía.


40 kilómetros menos… y muchas oportunidades más
Hasta hoy, quienes se movilizaban entre Remolino y el Atlántico debían recorrer más de 40 kilómetros por vías secundarias o caminos de tierra. Con el ferri, ese trayecto se reduce significativamente, abriendo paso a un flujo más eficiente de personas, productos, comercio y servicios.
“Este ferri es una puerta al desarrollo para todo el norte del Magdalena. Ya no dependemos solo de Salamina o El Piñón. Ahora Palmar de Varela es nuestra salida natural hacia el Atlántico, y eso transforma nuestra economía”, afirmó emocionado Luis Alberto Escorcia, comerciante y exalcalde de Santo Tomás.
Más que transporte: un nuevo canal de desarrollo
Aunque el objetivo inmediato es mejorar la movilidad, el impacto va más allá: turismo, economía rural, integración comercial y empleo son apenas algunas de las promesas que ahora navegan sobre el río.
“El Magdalena ya no es frontera. Este ferri es un símbolo de unidad, de futuro compartido. Vamos a conectarnos no solo físicamente, sino como región”, dijo el alcalde Escorcia, quien ya gestiona proyectos turísticos para potenciar a Remolino como destino ribereño.


Hacia una red fluvial del Caribe
Este paso hace parte de una estrategia mayor liderada por la Gobernación del Atlántico: conectar al departamento con el río, activar su vocación fluvial y avanzar en proyectos ambiciosos como el futuro Puente de la Hermandad, que consolidaría la integración entre las dos orillas.
“Esto apenas comienza. El ferri es el primer paso para redibujar la fisonomía del Caribe. Nos estamos preparando para una nueva era de conectividad fluvial, donde el río será aliado, no obstáculo”, sostuvo el gobernador Eduardo Verano.
En el viaje inaugural también estuvieron presentes líderes como el alcalde de Algarrobo, Juan Pablo Vargas, y el ganadero y exalcalde de Salamina, Jorge Salah, quienes celebraron esta nueva ruta de integración que, más que cruzar un río, une historias, territorios y esperanzas.