En cuestión de horas, Colombia activó uno de los mecanismos más potentes de búsqueda criminal a nivel internacional. Elder José Arteaga Hernández, conocido como alias ‘El Costeño’, ya figura en los sistemas de Interpol con una Notificación Roja: ahora es oficialmente buscado en 196 países.
Su rostro —y su prontuario— entran a un escenario global tras ser identificado como uno de los presuntos responsables del atentado que casi le cuesta la vida al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. La operación fue coordinada por la Policía Nacional, a través de su Oficina Central de Interpol, con apoyo de la Fiscalía General de la Nación, y logró la expedición del aviso en tiempo récord.
Pero el dato que más ha estremecido a la opinión pública no es solo su presunta participación, sino el método: según las investigaciones, El Costeño habría utilizado a un menor de edad para ejecutar el ataque. Un detalle que agrava no solo los cargos, sino también la indignación.
La Notificación Roja fue emitida por delitos que retratan la gravedad del caso:
- Homicidio agravado en grado de tentativa
- Fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones agravado
- Uso de menores para la comisión de delitos
Cada uno de esos cargos representa un rostro de la violencia organizada que aún opera en algunas regiones del país y que ahora, más que nunca, pone a prueba los sistemas de justicia nacional e internacional.
Mientras tanto, Miguel Uribe libra su propia batalla en una cama de la Fundación Santa Fe de Bogotá. Ha sido sometido a varias cirugías, y aunque estas han sido exitosas, su condición sigue siendo grave. Permanece bajo cuidado intensivo, con pronóstico neurológico reservado.
El atentado no solo ha sido un golpe a un político en ejercicio, sino un recordatorio brutal del riesgo que representa el crimen organizado cuando intenta cruzar los límites de la democracia.
Ahora, con la Notificación Roja activada y una comunidad política y civil exigiendo resultados, comienza una carrera contrarreloj: capturar a alias ‘El Costeño’ antes de que desaparezca en la red de protección criminal que, durante años, ha permitido que actores armados se muevan con impunidad.
La justicia tiene los ojos abiertos. Y el mundo también.
