En el edificio ubicado en la calle 96 con carrera 42G, en el norte de Barranquilla, los propietarios y la administración enfrentan una difícil situación desde hace más de tres años debido a un vecino que ha tomado el control de varias áreas del edificio mediante amenazas constantes.
El hombre, que habita en un apartamento del primer piso, ha intimidado a residentes y visitantes con armas de fuego y cortopunzantes, generando un ambiente de inseguridad y temor. Los vecinos aseguran que esta persona ha deteriorado las áreas comunes y ha impedido el acceso o la ocupación normal de varios apartamentos.
«Nos amenaza con revólver y cuchillo, muchas veces en estado de ebriedad, y eso hace que nadie quiera vivir o alquilar aquí. La zona común está sucia y abandonada, con botellas, orina de gatos y muebles viejos», explicó uno de los afectados.
Además, denuncian que la policía, aunque responde a los llamados, no toma medidas efectivas. «Nos aconsejan abandonar el lugar para evitar una tragedia, pero no actúan contra él», señalaron.
Los episodios de violencia no son nuevos: hace dos años, la hermana del vecino huyó del apartamento tras ser amenazada con un machete. También una adulta mayor que intentó reparar el techo fue agredida verbalmente y con armas por este mismo hombre.
Recientemente, cámaras de seguridad captaron cuando dos personas hurtaron bicicletas dentro del edificio, con la complicidad aparente del vecino violento. Los propietarios afectados tuvieron que abandonar sus apartamentos por miedo a represalias.
Ante esta situación, la comunidad exige intervención urgente de las autoridades locales para garantizar la seguridad y recuperar el control del edificio, que hoy se encuentra en deterioro y abandono.
«Ninguno se atreve a poner una denuncia formal por miedo a las represalias. Necesitamos que el Gobierno y la Policía actúen rápido para acabar con este clima de terror», concluyó uno de los residentes.
