Lo que debió ser una entrega simbólica de progreso terminó generando una tormenta de críticas. El alcalde Carlos Pinedo Cuello inauguró su primera obra de gobierno: un puente peatonal de 24 metros de largo por 2 de ancho, ubicado en el barrio Villa Leidy. Pero el foco no está en la estructura ni en su utilidad, sino en el exorbitante costo de más de 960 millones de pesos.
¿Puente peatonal o monumento al derroche?
El proyecto, que supuestamente busca mejorar la movilidad y seguridad de los residentes que durante años atravesaron el río sobre tablas improvisadas, se convirtió en un símbolo del despilfarro público, según voces críticas que no se han hecho esperar. ¿Cómo puede costar un puente tan básico casi mil millones de pesos del erario público? Esa es la pregunta que se hacen arquitectos, ingenieros y ciudadanos que han cuestionado fuertemente la gestión del mandatario.
Sin transparencia ni justificación técnica sólida
Hasta ahora, la Alcaldía no ha publicado detalles completos del contrato, la ficha técnica, ni el desglose de costos, lo que aumenta las sospechas de sobrecostos o irregularidades. Se trata de una estructura de concreto sin componentes tecnológicos, sin iluminación especial, ni acabados relevantes, lo que genera inquietudes graves sobre la proporcionalidad del gasto.
“Esto no es una obra, es una vergüenza. Con esa plata se pudieron hacer tres puentes similares”, aseguró un veedor ciudadano, que anunció que solicitará formalmente a la Contraloría y la Procuraduría investigar el contrato.
Tropiezo de un gobierno que «prometió transparencia«
Carlos Pinedo llegó al poder con la promesa de hacer una administración austera, enfocada en resultados reales para la ciudadanía. Sin embargo, esta primera obra abre una herida difícil de cerrar: la percepción de que los recursos públicos pueden estar siendo utilizados sin el rigor ni el control necesarios.
¿Qué sigue?
Las críticas crecen en redes sociales y en sectores cívicos que ya piden claridad, explicaciones públicas, y sobre todo, rendición de cuentas inmediata. Porque si este puente es una muestra del estilo de gobernar que se viene, Santa Marta podría estar repitiendo errores del pasado… o incluso enfrentando algo peor.
La comunidad exige respuestas. El alcalde guarda silencio.
