A casi seis años del secuestro que estremeció a la élite empresarial del Caribe colombiano, la justicia cierra otro capítulo del caso Rodolfo ‘Fito’ Acosta.
Esta vez, el protagonista es José Gregorio Blanco Barrios, uno de los hombres que vigiló, desde la sombra, el operativo criminal que marcó una de las noches más oscuras para el empresario y su familia.
El Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Barranquilla lo condenó a 84 meses de prisión —siete años exactos— por el delito de secuestro extorsivo agravado. La decisión llegó en audiencia virtual, desde la Cárcel Modelo, donde Blanco Barrios permanece privado de la libertad desde su captura en enero de 2019.
El rol que jugó
Según el expediente, Blanco fue algo más que un conductor. Las autoridades lo señalan como pieza logística clave: escoltó el vehículo en el que eran llevados secuestrados Rodolfo Acosta y su esposa, tras ser interceptados en un falso retén policial en la carrera 53 con Circunvalar, la noche del 31 de agosto de 2018.
En el acto criminal participaron varios hombres, entre ellos alias ‘Anaconda’, ya condenado, y quien también viajaba en el automóvil que conducía Blanco. El plan: interceptar, inmovilizar y trasladar a la pareja a una casa en cercanías del barrio La Pradera, en el suroccidente de la ciudad.
Horas después, la mujer fue liberada en el barrio San Felipe. Al día siguiente, ‘Fito’ regresó solo a casa en un taxi, sin rastros de los captores, pero con un relato que dio origen a una investigación de gran escala.
Una trama criminal en proceso
Con esta sentencia, ya son cuatro los condenados por este caso. Además de Blanco Barrios y alias ‘Anaconda’, también cumplen penas Jehiner Suárez Marín y Aldair Ortega Cabrales.
Pero el caso está lejos de concluir. Trece personas más enfrentan juicio oral, entre ellos nombres como Gonzalo Alberto Moya Ardila, Erick David Reyes López y Luis Hernando Díaz, además de otros señalados por la Fiscalía que aún tienen órdenes de captura vigentes, como Alexander Eduardo Torres de Nubila y Jorge Cuadros Herrera, quienes recuperaron su libertad en una primera instancia, pero a quienes ya se les volvió a dictar detención por apelación del ente acusador.
Dos de los presuntos implicados, Rafael Almanza García y Juan Pablo Gómez Munera, fallecieron antes de que pudieran ser juzgados.
El recuerdo del secuestro
La noche del 31 de agosto de 2018 dejó una huella imborrable en la memoria de Barranquilla. A plena luz de la tarde-noche, un grupo de hombres vestidos como policías detuvo a los esposos Acosta en un retén falso. Lo que siguió fue una operación silenciosa, bien calculada, con rutas vigiladas, vehículos camuflados y amenazas veladas.
La historia, sin embargo, no terminó en tragedia. Pero el miedo, la rabia y la exigencia de justicia siguen presentes. La sentencia de esta semana es, para muchos, un paso más en el largo camino por esclarecer del todo uno de los crímenes más delicados en la historia reciente de la ciudad.
