El nombre de Alfredo Saade volvió al centro del debate político, esta vez no por una nueva propuesta disruptiva o un mensaje incendiario en redes sociales, sino por su inminente llegada al corazón del Gobierno nacional. El exprecandidato presidencial y autoproclamado pastor fue designado jefe de Gabinete del presidente Gustavo Petro, según confirmó la Presidencia al publicar su hoja de vida en el portal oficial.
Con formación en derecho y una especialización en Gerencia en Gobierno y Gestión Pública, Saade suma a su trayectoria varios contratos con el PNUD y un paso por la dirección del Área Metropolitana de Valledupar. A pesar de estos antecedentes, lo que realmente le ha dado notoriedad han sido sus posturas públicas: ha pedido cerrar el Congreso, suspender la red social X (antes Twitter) y promover una Asamblea Nacional Constituyente, propuestas que han causado revuelo tanto dentro como fuera del Pacto Histórico.
Desde su cuenta de X, Saade respondió a la controversia con un tono conciliador:
«Gracias presidente Gustavo Petro por su confianza. A Dios todo honor y toda gloria, a mis detractores los invito a tomar café, el país nos necesita para que el amor pueda vencer al odio. ¡Levántate Colombia, cautiva de esperanza!»
Sin embargo, la oposición no tardó en reaccionar. El concejal Daniel Briceño lanzó una crítica directa:
«Yo pensé que el gobierno Petro ya había llegado a su momento más bajo, pero ahora nombran al señor Alfredo Saade, quien fue una absoluta corbata en la UNGRD, como jefe de Gabinete de Presidencia. Siempre pueden ser peores.»
Más diplomático, pero igual de claro, fue el abogado y analista Luis Carlos Ramírez, quien escribió:
«Alfredo Saade es mi amigo hace 45 años. Lo felicito. En el actual contexto de confrontación y algidez y atendidas sus posturas, entiendo que el mensaje es de urgida convocatoria al constituyente primario. Se viene debate de Asamblea Nacional Constituyente.»
El nombramiento de Saade ocurre en un momento delicado para el Gobierno, con tensiones crecientes en el Congreso y una agenda legislativa que avanza con dificultad. Su perfil disruptivo y su cercanía ideológica con Petro podrían traducirse en una línea más confrontacional desde Palacio, aunque su primer mensaje público parece invitar al diálogo… con café de por medio.
¿Será Saade el pacificador que necesita el Gobierno o el combustible que avivará el fuego político? El tiempo —y el Congreso— lo dirán.
