Tras 12 horas de discusión, el Congreso aprobó el 75% de la reforma, mientras crece la tensión política alrededor del proyecto.
Con la paciencia desgastada y los ánimos en vilo, el Senado de la República cerró este jueves una maratónica jornada de deliberaciones sobre la Reforma Laboral, aprobando tres cuartas partes del texto propuesto por el Gobierno. Sin embargo, las decisiones más complejas y polémicas tendrán que esperar. El próximo lunes, los senadores volverán al recinto para resolver los 19 artículos pendientes.
Fue una jornada extenuante. Más de 12 horas de intervenciones, mociones, llamados al orden y artículos aprobados uno tras otro, mientras el reloj avanzaba sin tregua. Al final, el presidente del Congreso, Efraín Cepeda, destacó lo alcanzado: “Hemos sacado adelante el 75% del proyecto”, aseguró, aunque admitió que aún quedan puntos “álgidos” por debatir.
Entre los artículos que lograron luz verde se encuentran algunos de alto impacto social. Se definieron condiciones laborales para trabajadores de plataformas digitales como Rappi, se garantizó un salario no inferior al mínimo para estudiantes de medicina que cumplan con los requisitos del internado obligatorio, y se aprobó el auxilio de conectividad para teletrabajadores que ganen menos de dos salarios mínimos.

También se modificó el régimen de contratos a término fijo, estableciendo un tope de cuatro años sin posibilidad de renovación indefinida. Aunque el Gobierno proponía tres años, se considera un avance en la dirección que buscaba el Ejecutivo.
Sin embargo, no todo fue celebración para el Gobierno. El Senado rechazó incluir licencias remuneradas para mujeres con dismenorrea o ciclos menstruales incapacitantes, y tampoco prosperó el artículo que buscaba crear una prima legal adicional ligada al crecimiento de las empresas. Dos derrotas que reflejan los límites del respaldo político con el que cuenta hoy el presidente Petro en el Congreso.
El debate no se da en el vacío. La sombra del polémico “decretazo” firmado por el presidente Petro —con el que convoca una consulta popular para validar su reforma— ha generado incertidumbre entre los legisladores. El mandatario ha condicionado la derogatoria del decreto a que el Senado apruebe el mismo texto que ya avaló la Cámara de Representantes. La tensión institucional está servida.
Para el lunes, los senadores deberán enfrentar temas clave que aún están sobre la mesa. Uno de ellos es el cambio en el horario de recargos nocturnos, que pasaría de las 9:00 p.m. a las 7:00 p.m., una modificación que impactaría directamente los costos laborales para las empresas.
El fin de semana será, entonces, de negociación y búsqueda de consensos. Efraín Cepeda lo dejó claro: hizo un llamado a los ponentes y partidos para que logren concertar antes del nuevo debate. Porque lo que está en juego no es solo una reforma: es el pulso entre el Congreso y la Casa de Nariño.