jueves, julio 24, 2025

Atentado contra Miguel Uribe Turbay: la tragedia política que revive las heridas del pasado en Colombia

Colombia volvió a estremecerse por la violencia política.

El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, del partido Centro Democrático, fue víctima de un atentado a tiros en Bogotá en la tarde del sábado 7 de junio, cuando salía de una reunión política en el barrio Modelia, en la localidad de Fontibón.

Según informes de la Policía Nacional, el atacante, un menor de 15 años, fue capturado en el lugar tras resultar herido en un intercambio de disparos con el equipo de seguridad del político. Las autoridades incautaron una pistola Glock y confirman que el atentado fue planeado, luego de encontrar mensajes en el celular del menor donde recibía instrucciones precisas: “Tiene que ser hoy sí o sí”.

Uribe Turbay recibió impactos de bala en la cabeza y una pierna, por lo que fue trasladado en estado crítico a la clínica Medicentro. Luego fue remitido a la Fundación Santa Fe, donde fue sometido a un procedimiento neuroquirúrgico y vascular periférico. Su estado de salud sigue siendo reservado.

“Amor de mi vida, vuelve a mí”: el mensaje de su esposa

La esposa del senador, María Claudia Tarazona, rompió el silencio tras la cirugía y publicó en redes sociales un mensaje que conmovió al país: “Amor de mi vida, vuelve a mí”. Luego, confirmó que su esposo había “salido de la cirugía” y “dado la primera batalla”, aunque su condición sigue siendo crítica.

Un crimen que despierta los fantasmas de la historia

El atentado contra Miguel Uribe Turbay revive una de las heridas más profundas de la historia reciente de Colombia: el asesinato de su madre, Diana Turbay, en 1991.

Diana fue una reconocida periodista, directora de la revista Hoy x Hoy e hija del expresidente Julio César Turbay Ayala. En agosto de 1990, fue secuestrada por el cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, junto a un grupo de periodistas y académicos. El objetivo de Escobar era presionar al gobierno colombiano para evitar la extradición de narcos a Estados Unidos.

El 25 de enero de 1991, tras más de cinco meses de cautiverio, las autoridades intentaron un operativo de rescate en una finca cercana a Copacabana, Antioquia. Diana Turbay murió al recibir un disparo en la espalda, presuntamente por parte de agentes estatales en medio del fuego cruzado. Tenía 40 años. Su hijo Miguel, entonces, tenía apenas 5 años.

Reacciones nacionales e internacionales

La noticia generó una ola de indignación y rechazo desde todos los sectores. El presidente Gustavo Petro expresó su solidaridad con la familia y recordó el trágico destino de Diana Turbay:

“No sé cómo mitigar su dolor. Es dolor de madre ida y de patria. Matan al hijo y a la madre. Respeten la vida, esa es la línea roja. Colombia no debe matar a sus hijos, porque ellos también son hijos nuestros”, escribió en su cuenta de X.

Petro anunció también la cancelación de su viaje oficial a Francia y convocó un Consejo de Seguridad Extraordinario, además de ordenar reforzar la seguridad de todos los precandidatos presidenciales.

Desde el exterior, líderes como la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, enviaron mensajes de respaldo y condena al atentado, calificándolo como “un ataque contra la democracia”.

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La investigación y el contexto político

La Fiscalía General de la Nación confirmó que el atacante tiene 15 años y que habría actuado bajo órdenes recibidas a través de mensajes de texto. Uno de los chats, revelado por medios locales, indicaba:

“A la hora que sea, pero tiene que ser hoy”.
El uso de un menor para ejecutar el ataque ha generado preocupación sobre la posible participación de redes criminales y estructuras armadas ilegales.

El ataque se produce en un momento de alta tensión política en Colombia, con una fuerte polarización nacional, reformas sociales controversiales, y la intención del gobierno de convocar una consulta popular luego de que su reforma laboral fuera rechazada en el Congreso. Miguel Uribe había sido uno de los críticos más visibles de esa iniciativa y había anunciado acciones legales contra el decreto.

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Más que un atentado: un símbolo de lo que Colombia no puede permitir

El caso de Miguel Uribe Turbay no es solo un atentado contra una figura política. Es una tragedia familiar repetida, un golpe al derecho de hacer política sin miedo, y una llamada de alerta para todo un país.

Colombia vuelve a enfrentar sus demonios del pasado: los atentados políticos, los sicarios menores de edad, la violencia que parece no irse nunca.

Hoy más que nunca, el país se enfrenta a una encrucijada: garantizar el respeto por la vida y por el juego democrático, o arriesgarse a caer en los abismos de su historia más oscura.

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