Daniel Rodríguez no dormía del todo tranquilo. Como director de la Penitenciaría El Bosque, en Barranquilla, ya había recibido advertencias, rumores, comentarios al pasar. Pero nada como lo que ocurrió este martes.
Un video apareció en su celular. En él, hombres encapuchados y fuertemente armados empuñan fusiles y pistolas automáticas. Junto a las imágenes, un texto corto pero contundente:
“Tienes 24 horas para salir de Barranquilla. Sabemos dónde estás, con quién estás, y cómo se mueven tus hijos. No vamos a repetirlo”.
La amenaza, firmada presuntamente por integrantes del Clan del Golfo, fue clara. Lo declararon objetivo militar y le dieron un ultimátum.
Rodríguez, visiblemente afectado, se pronunció públicamente. En entrevista con Blu Radio, confesó:
“En estos cargos estamos expuestos constantemente a este tipo de amenazas por las decisiones que tomamos y por lo que lideramos. Pero esta vez fue diferente. Me hablaron directamente de mi familia. De mis hijos”.
Sin protección, con miedo y con deberes
Lo más alarmante es que Daniel Rodríguez no cuenta con esquema de seguridad ni vehículo blindado. A pesar de liderar uno de los penales más complejos de la región Caribe, su día a día transcurre sin escoltas ni chalecos antibalas.
“Lo mínimo que uno esperaría es que, ante una amenaza como esta, las instituciones reaccionen, lo rodeen a uno”, dijo.
El funcionario ya puso los hechos en conocimiento de la Policía Metropolitana de Barranquilla y se encuentra adelantando la denuncia ante la Fiscalía General de la Nación. Además, pedirá medidas de protección a la Unidad Nacional de Protección (UNP).
El alias ‘África’ y la sombra del Clan del Golfo
Según la denuncia, uno de los remitentes de las amenazas se hace llamar ‘África’, presunto cabecilla local de la estructura del Clan del Golfo, con influencia en el Atlántico y Magdalena.

En el video, el grupo armado no solo lanza amenazas a Rodríguez, sino que advierte que “no tolerará más decisiones injustas desde la cárcel”, en aparente referencia a sanciones internas, traslados o incautaciones de celulares y drogas.
¿Quién protege a quienes hacen cumplir la ley?
Este caso pone nuevamente sobre la mesa un viejo interrogante: ¿quién cuida a quienes cuidan?
No es la primera vez que funcionarios del sistema penitenciario colombiano son amenazados. Pero el nivel de detalle, la crudeza del video y la precisión de la información sobre la vida privada de Rodríguez han encendido las alarmas.
Desde sindicatos carcelarios y organizaciones de derechos humanos ya se han hecho llamados urgentes. Exigen no solo medidas de protección inmediatas, sino una revisión estructural del abandono en que están los funcionarios penitenciarios.
¿Un mensaje para todos?
El atentado frustrado, al menos por ahora, no parece un hecho aislado. Para muchos, es una advertencia no solo a Rodríguez, sino a todo el sistema de justicia penitenciaria: los tentáculos del crimen organizado siguen operando, incluso desde dentro de las rejas.

En un país donde los narcos hacen fiestas en las cárceles, donde los celulares siguen entrando como si nada, y donde la vida de un director vale menos que una orden de traslado, ¿quién tiene realmente el control?
Mientras tanto, Daniel Rodríguez no ha abandonado su cargo, pero vive bajo la tensión constante de una cuenta regresiva.
Una amenaza abierta. Un silencio institucional. Y una familia en peligro.