Lo que debía ser una ceremonia solemne y emotiva terminó oliendo… a represalia. Literal.
En el Colegio Alemán de Barranquilla, la entrega de diplomas a los flamantes bachilleres de la Klasse 12 terminó siendo un acto más frío que abrazo de suegra. ¿El motivo? Una broma gaseosa de alto impacto: el famoso «peo atómico».
Sí, aunque usted no lo crea, cuatro estudiantes decidieron ponerle “sabor” a la rutina escolar el pasado 14 de marzo y soltaron en clase una bomba de gas fétido que dejó sin aliento (y casi sin conciencia) a más de uno. Dos profesoras, alérgicas al olor infernal, terminaron afectadas, y una de ellas —que además es madre lactante— hasta interpuso una demanda. La broma se les fue de las manos, y del estómago.
El colegio, que de alemán tiene la puntualidad y la severidad, no tardó en castigar: los cuatro fueron suspendidos y vetados del acto de grado. Pero los papás —más pilos que un bachiller— se pusieron las pilas. Una madre puso tutela y el Juzgado Cuarto Civil Municipal Oral ordenó que dejaran asistir a los expulsados del Olimpo académico.

Y ahí fue cuando el colegio sacó su propio as bajo la manga: el boicot pasivo-agresivo. Ni el rector ni los profesores que acompañaron por años a estos muchachos tuvieron la decencia de entregarles el diploma. En su lugar, mandaron a dos funcionarios administrativos —sí, los de papelería y firma de documentos— a hacer la entrega como quien reparte certificados de asistencia a un curso de Excel.
Los discursos de despedida quedaron en manos de tres valientes estudiantes y una madre que, entre la emoción y la incomodidad, trataron de maquillar lo que muchos llamaron un acto poco profesional y con tufillo a revancha.

Los padres, furiosos, aseguran que el castigo fue desmedido y el desaire final, un show innecesario. “Nunca antes en la historia de este colegio había pasado algo así”, se quejan. Y mientras tanto, en los pasillos del colegio aún se comenta, con mezcla de carcajada y vergüenza ajena, el evento que dejó más gases que abrazos en la graduación.
Moral de la historia: si vas a hacer una broma, que no huela. Y si castigas, que no se note tanto el despecho.