Desde hace más de un mes, el nombre de Tatiana Alejandra Hernández Díaz, una estudiante de medicina de 23 años, resuena en Cartagena con angustia y desconcierto. Su desaparición, ocurrida el pasado 13 de abril en los espolones junto a la Avenida Santander, ha dejado más preguntas que respuestas.
Ese día, en medio de las rocas y el rumor del mar, fueron hallados su celular y sus sandalias. Desde entonces, su familia, amigos y toda una ciudad esperan noticias que no llegan.
La Alcaldía de Cartagena y la Armada Nacional han desplegado operativos intensos: drones, tecnología subacuática, buzos expertos y búsquedas por tierra y mar en puntos como La Tenaza, Bocagrande, Tierrabomba y Punta Arena. A pesar del despliegue, no se ha encontrado ni rastro de Tatiana.
Las cámaras del Centro Histórico captaron su ingreso a la zona rocosa, pero ninguna imagen muestra su salida. «Se ve a Tatiana ingresando a esta zona, pero nunca se le observa salir de las piedras», dijo Bruno Hernández, secretario del Interior. La investigación, liderada por la Fiscalía, no descarta ninguna hipótesis.
En las redes, en calles, en susurros de esperanza, han circulado versiones de supuestas apariciones. Pero tras cada reporte, la verificación policial ha arrojado lo mismo: no era ella.
La posibilidad de que el mar haya arrastrado su cuerpo permanece sobre la mesa, aunque, como todo en este caso, carece de pruebas contundentes.
Hoy, Cartagena se pregunta: ¿Dónde está Tatiana? Su familia pide respuestas. La ciudad entera, silencio.