viernes, junio 6, 2025

Crisis de agua en Santa Marta: 180 barrios afectados por suspensión de plantas El Roble y Mamatoco

Una nueva crisis de abastecimiento golpea a Santa Marta.

Desde la noche del viernes y madrugada del sábado, más de 180 barrios, incluidos sectores clave como El Rodadero, Gaira y todo el corredor turístico del Distrito, enfrentan serios problemas en el suministro de agua potable. Las plantas de tratamiento de agua potable (PTAP) El Roble y Mamatoco salieron de operación de manera preventiva por la alta turbiedad en las fuentes hídricas.

La Empresa de Servicios Públicos del Distrito, Essmar E.S.P., atribuyó la situación a las fuertes lluvias en la Sierra Nevada, que han generado una carga inusual de sedimentos en los ríos Gaira, Piedras y Manzanares, lo que impide mantener los niveles óptimos para el tratamiento de agua.

Aunque la empresa no ha dado una fecha exacta para el restablecimiento del servicio, se estima que la emergencia se prolongue al menos 48 horas, dependiendo de las condiciones climáticas. Mientras tanto, las autoridades han hecho un llamado urgente a la comunidad para que haga uso racional del agua disponible, ya sea almacenada o distribuida en baja presión.

Essmar señaló en un comunicado que el cierre fue necesario para «proteger los sistemas de tratamiento y garantizar la calidad del agua», e informó que desde la madrugada del sábado, sus equipos técnicos trabajan sin pausa en labores de limpieza de sedimentadores, lavado de filtros y purgas a la red de aducción para restablecer gradualmente el servicio.

Excusas y controversia: ¿falló Essmar?

Sin embargo, no todo parece ser culpa del clima. A medida que la situación se agrava, dirigentes sociales y líderes comunitarios han cuestionado la versión oficial de Essmar, señalando que la empresa intenta desviar la atención de su deficiente gestión operativa.

En otro comunicado divulgado el jueves por la noche, la entidad también culpó a AIR-e, empresa encargada del suministro de energía eléctrica, por fallas que habrían afectado el sistema de alcantarillado, provocando rebosamientos y vertimientos de aguas residuales en varios puntos de la ciudad.

Pero los líderes cívicos no se quedaron callados: acusaron a Essmar de justificar con falsedades, ya que, según testimonios, no hubo lluvias significativas en el casco urbano durante las últimas horas, y el apagón al que hacen referencia ocurrió el miércoles, mientras que los vertimientos comenzaron el jueves por la tarde.

“Esto no es nuevo. Cada vez que hay una crisis, la culpa es del clima o de otra empresa. Pero lo cierto es que la infraestructura está colapsada, la planificación es deficiente y la gente sigue pagando las consecuencias”, expresó un habitante del barrio María Eugenia.

Mientras tanto, sectores turísticos y residenciales de alta densidad poblacional siguen sin acceso pleno al agua potable, justo en una temporada donde se incrementa la demanda por el flujo de visitantes.

¿Y ahora qué?

Las expectativas de una solución inmediata son bajas. Essmar continúa realizando maniobras para mitigar el impacto, pero la ciudadanía exige respuestas claras, inversiones efectivas y, sobre todo, una gestión más responsable del servicio más básico: el agua.

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