Carlos Cruz fue sorprendido escarbando pisos y paredes en busca de millones escondidos por el excapo.
Cazadores de caletas: el insólito saqueo en la casa de alias Chupeta
Era una mañana de tensión, como una escena sacada directamente de una película de aventuras clandestinas. Un grupo de personas, entre las que se encontraba Carlos Andrés Cruz Jurado, funcionario de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), se adentró en una de las casas incautadas al temido narcotraficante del Cartel del Norte del Valle, Juan Carlos Ramírez Abadía, conocido como alias Chupeta. Armados con martillos y palas, rompieron paredes y pisos en busca de una de las famosas caletas escondidas por el capo.
Pero esta historia no es parte de un guion ficticio, sino un intento de saqueo real que, como en las películas, estuvo a punto de escapar de las manos de la justicia.
Un plan criminal bien orquestado
Cruz Jurado no estaba solo. Según la policía, el funcionario de la SAE contaba con la colaboración de un pequeño equipo, integrado por un sargento viceprimero del Ejército, una funcionaria de la Defensoría del Pueblo, un abogado no identificado y un conductor que, según las investigaciones, habrían sido contratados para llevar a cabo este macabro saqueo.
A Cruz Jurado, quien había sido concejal de Zarzal y perdió en las pasadas elecciones, se le vinculó a la SAE en 2024, bajo la administración del actual Ministro de Educación, Daniel Rojas. Fue aquí donde comenzó a tramar su participación en el saqueo, al parecer con la complicidad de otros actores dentro de la institución.
De acuerdo con los informes policiales, cuando Cruz Jurado fue capturado, se le encontraron documentos falsificados relacionados con contratos de mantenimiento de inmuebles, los cuales habrían sido utilizados para justificar los daños causados en la propiedad que le había sido incautada a Chupeta. Un movimiento descarado de alguien que conocía bien el sistema desde adentro.
El misterioso regreso de Chupeta
El saqueo de la casa de Chupeta ocurre meses después de que se conociera la noticia de su recuperación de libertad en Estados Unidos, tras haber negociado con las autoridades de ese país en relación con la extradición de Joaquín «El Chapo» Guzmán. Un giro inesperado en una historia que parecía haberse cerrado con la extradición del temido capo colombiano.
En este escenario, Cruz Jurado se unió al sindicato de la SAE tan pronto como fue contratado, y con ello ascendió rápidamente en la jerarquía de la territorial sur, ocupando el tercer puesto de importancia. No solo fue parte del sindicato, sino que también fue uno de los negociadores del pliego sindical, una posición que le dio poder y acceso a información clave.
El descubrimiento y la reacción
El intento de saqueo fue frustrado gracias a la pronta intervención de las autoridades, quienes detuvieron a Cruz Jurado y a los demás implicados. La Sociedad de Activos Especiales (SAE) ya presentó denuncias ante la Fiscalía General de la Nación, solicitando que se realice una investigación con urgencia.
En medio del escándalo, queda la pregunta: ¿cómo pudo alguien con acceso a información tan sensible y recursos del Estado haberse prestado para un plan de esta magnitud? La SAE, mientras tanto, se encuentra tratando de esclarecer cómo un funcionario de su propia institución pudo llegar a estar involucrado en una operación tan peligrosa y, sobre todo, tan descarada.
