La elección de Robert Francis Prevost como Papa León XIV, el primer pontífice estadounidense de la historia, ha generado una serie de reacciones en todo el mundo, que van desde el entusiasmo nacionalista hasta el llamado a una mayor colaboración global por la paz, los derechos humanos y la justicia social.
El expresidente de EE.UU., Donald Trump, celebró en sus redes sociales el nombramiento como un “gran honor” para el país, mientras que líderes europeos como el presidente Emmanuel Macron (Francia) y el canciller Friedrich Merz (Alemania) destacaron el carácter histórico de este momento para el catolicismo y su impacto en la búsqueda de reconciliación y justicia.

En América Latina, los mensajes han sido especialmente simbólicos. El presidente colombiano Gustavo Petro resaltó las raíces latinoamericanas de Prevost, quien vivió más de 40 años en Perú, y lo describió como un posible “líder global de los pueblos migrantes”. Además, vinculó su elección con la necesidad de acción frente a la crisis climática, expresando: “Ojalá nos ayude en la construcción de una fuerza global que defienda la vida”.
Desde Ucrania, el presidente Volodímir Zelenski agradeció el acompañamiento espiritual del Vaticano y pidió mantener el apoyo moral en la búsqueda de paz. En Israel, el presidente Isaac Herzog invitó al nuevo papa a fortalecer los lazos entre judíos y cristianos a través del diálogo interreligioso.
También se pronunciaron los mandatarios de México (Claudia Sheinbaum), España (Pedro Sánchez) y Guatemala (Bernardo Arévalo), todos coincidiendo en un llamado a la paz, la fraternidad y la construcción de puentes entre pueblos.

León XIV inicia su pontificado en pleno Año Santo, con el desafío de liderar la Iglesia Católica en medio de un mundo fragmentado, polarizado y urgido de referentes espirituales y éticos. Su trayectoria como misionero, obispo y teólogo lo coloca en el centro de grandes expectativas.
