En la quietud de la madrugada colombiana, a las 03:48 a. m. de este jueves 18 de abril, la tierra rugió. Un sismo de magnitud considerable, 5.0 según el reporte oficial del Servicio Geológico Colombiano (SGC), sacudió el territorio nacional, sembrando una momentánea zozobra entre los habitantes de diversas regiones.
El epicentro de este despertar abrupto se localizó en el corazón de Santander, específicamente en el municipio de Los Santos. A escasos 9 kilómetros de este punto, la energía liberada en las profundidades terrestres se propagó, alcanzando con fuerza a poblaciones cercanas como Jordán, a 12 kilómetros, y Betulia, situada a 18 kilómetros del foco.
Sin embargo, la onda expansiva de este movimiento telúrico no se limitó a la cercanía del epicentro. Testimonios de ciudadanos en ciudades importantes como Medellín y Bucaramanga, así como en Barrancabermeja y Lebrija, dan cuenta de cómo la tierra se estremeció bajo sus pies, interrumpiendo el descanso nocturno. La percepción del temblor en estas zonas, alejadas del epicentro, subraya la intensidad del evento sísmico.


La red de detección del SGC, compuesta por 91 estaciones sísmicas estratégicamente ubicadas, registró con precisión el evento, permitiendo una rápida evaluación de su magnitud y epicentro.
En un país con una reconocida actividad sísmica, la tecnología juega un papel crucial en la prevención y la alerta. En este contexto, la herramienta de alerta sísmica de Google, basada en el sistema ‘ShakeAlert’, emerge como un aliado importante.
Esta red, compuesta por una vasta infraestructura de 1.675 sensores sísmicos, tiene la capacidad de detectar las ondas primarias de un terremoto, aquellas que viajan más rápido y preceden a las ondas secundarias, causantes del temblor más fuerte.
Al analizar los datos de estos sensores, el sistema puede determinar la ubicación y magnitud del sismo, enviando una señal al sistema de alertas de terremotos de Android, que a su vez notifica directamente a los usuarios en las zonas potencialmente afectadas.
Aunque el sismo de esta madrugada generó alarma y puso a prueba la capacidad de respuesta de la población, hasta el momento no se han reportado víctimas ni daños materiales de gran consideración.
Sin embargo, este evento sirve como un recordatorio constante de la dinámica geológica de Colombia y la importancia de la preparación ante este tipo de fenómenos naturales. La tierra habló en la madrugada, y la lección de estar alerta resonó en varios rincones del país.