Jorge Bolaño, conocido cariñosamente como «Bolañito», siempre será recordado no solo por su legado en el fútbol, sino por su humildad y cercanía con la gente.
El samario que brilló en las canchas nacionales e internacionales, jamás olvidó sus raíces. Su último viaje a Santa Marta, en enero de este año, lo encontró disfrutando de las hermosas playas de su ciudad, acompañado de su esposa y familiares, con la alegría y la tranquilidad que siempre lo caracterizaron.
A pesar de su fama, Bolaño nunca dejó de ser el mismo de Pescaíto, su barrio natal. Era frecuente verlo compartiendo una cerveza con los amigos de toda la vida, sin importar su estatus ni los comentarios de quienes lo admiraban desde lejos. Para él, lo más importante era estar cerca de su gente, del pueblo que lo vio crecer y que lo seguirá recordando con cariño y respeto.
Su partida, tan inesperada como dolorosa, deja un vacío enorme. Pero no será un adiós, sino un hasta luego, como seguramente él hubiera querido. La ciudad de Santa Marta, y todo el país, lloran la pérdida de un hombre que dejó huella tanto en el fútbol como en el corazón de su gente.
¡Descansa en paz, Jorge Bolaño!
