En lo que se ha catalogado como una de las oleadas de violencia más intensas de los últimos meses, el Departamento del Atlántico ha reportado hasta el 30 de marzo de 2025 un total de 73 muertes violentas.
Este alarmante incremento en las cifras de homicidios, en su mayoría relacionados con el sicariato, ha sacudido especialmente el Área Metropolitana de Barranquilla, donde la violencia se desató a partir del viernes 28 de marzo, con una serie de hechos sangrientos que han dejado un saldo de más de una decena de víctimas fatales.
Según expertos en seguridad y el expersonero Arturo Medrano, la situación se ha salido de control debido al repunte del sicariato, un fenómeno criminal que se ha vuelto cada vez más común en la región. «Estamos ante un escenario de total desbordamiento de la violencia. La espiral de muertes y enfrentamientos parece no tener fin, y lo que estamos presenciando es un claro reflejo de una guerra de bandas en la que los más afectados son los ciudadanos comunes», explicó Medrano, quien ha dedicado años a analizar la seguridad en la región.
La escalada criminal comienza el viernes 28 de marzo
Todo comenzó el viernes 28 de marzo con el asesinato de Willmer Girón Paternina en la vía que conecta Juan Mina con Barranquilla, un hecho que marcó el inicio de una jornada de violencia que dejó en su haber 5 víctimas fatales. Las localidades más afectadas fueron Barranquilla (2 muertos), Sabanagrande, Sabanalarga y Santo Tomás, que reportaron una muerte cada una. En la Laguna Los Cristalinos, en el municipio de Sabanalarga, fue hallado el cuerpo de un hombre no identificado, con visibles signos de tortura y atado de pies y manos, lo que aumentó aún más el nivel de preocupación en las autoridades.
Violencia sin descanso: sábado y domingo de terror
La violencia continuó sin pausa durante el sábado 29 de marzo, con la muerte de Juan David Guevara Prado, un hombre de 24 años, en el barrio Carlos Meisel de Barranquilla. El domingo 30, la situación empeoró con una serie de homicidios en diferentes puntos del Área Metropolitana. El día comenzó con un ataque en Sabanagrande que dejó una víctima mortal, identificada como Farid González Rocha. El mismo día, el barrio Rebolo fue escenario de un tiroteo que cobró la vida de Ali David Berrío Ariza, mientras que dos personas resultaron heridas. La violencia se extendió a otros sectores como el barrio Paraíso, en Soledad, donde ocurrieron al menos 4 homicidios, y en Luruaco, donde un hombre perdió la vida y otro resultó herido.
Además, en horas de la tarde, se registraron enfrentamientos en el barrio La Paz, donde un joven quedó herido de gravedad, y en la zona de La Cordialidad y Villas de San Pedro, donde los residentes informaron de múltiples disparos sin mayores detalles. Al cierre de la jornada, fuentes de inteligencia indicaron que los homicidios en Rebolo y Meisel podrían estar relacionados con actos de venganza tras las muertes de Erwin José Torres Vides y Juan David Guevara Prado, asesinados días antes en situaciones que aparentemente fueron motivadas por conflictos entre bandas.
¿Hay alguna mejora en la seguridad?
En cuanto al panorama general, algunos analistas han señalado que, aunque el número de homicidios en el mes de marzo de 2024 fue de 64, lo que indicaría una posible reducción en comparación con el año pasado, el aumento de los crímenes en los últimos días pone en evidencia que las estadísticas no siempre reflejan la verdadera magnitud de la violencia. «No podemos seguir midiendo la seguridad solo por las cifras. La percepción de inseguridad está creciendo, y eso es aún más grave», comentó un analista de seguridad.
El llamado de las autoridades
El Sistema de Alertas Tempranas (SAT) ha emitido varias recomendaciones para enfrentar esta situación, y la Policía Judicial ha intensificado sus esfuerzos para esclarecer los crímenes más recientes y desarticular las estructuras criminales que operan en la región. No obstante, la falta de información clara sobre los responsables de estos asesinatos ha generado preocupación en la comunidad, que exige respuestas inmediatas.
Arturo Medrano concluyó en su análisis que «la violencia en Barranquilla y el Atlántico es un fenómeno complejo que involucra narcotráfico, enfrentamientos entre bandas y, lamentablemente, la ejecución de feminicidios que siguen al alza, como los reportados en las últimas horas».
La comunidad pide un compromiso real de las autoridades para frenar esta ola de muertes, mientras la ciudad de Barranquilla enfrenta uno de los momentos más oscuros en cuanto a seguridad.