Por: Jaime Guzmán
Tras la victoria por la mínima diferencia del Liverpool sobre el PSG en el clímax del encuentro, muchos de los presentes en el Parque de los Príncipes habrán reclamado injusticia, mientras otros, en silencio, compartieron la impotencia de ver a su equipo sufrir una derrota inmerecida, en contraste con un Liverpool que, pese a las críticas, jugó con determinación.
La pesadilla para el once parisino fue, sin duda, el excepcional desempeño del arquero Becker, quien se erigió en un verdadero muro. Con reflejos felinos, atajó cada disparo que amenazaba su portería, convirtiéndose en el héroe indiscutible que aseguró el 50% de la clasificación de los octavos de final de la Champions League.
Otro factor decisivo fue Harvey Ellot, el mediocampista de los Reds, quien se apodó esta vez de “Pie de Ángel”, con una jugada magistral, derrotó al gigante Donnarumma, quien, a pesar de sus esfuerzos por estirar y achicar con sus extremidades, no pudo evitar que el disparo certero del nacido en el Reno Unido sellara el destino del balón, enredándolo en la red.
Así, como se dice en las calles, el fútbol es de hacer, no de merecer. El onceno del Liverpool se retira con la satisfacción de haber forjado otra victoria legendaria, mientras sus aficionados esperan con ansias el próximo desafío en Anfield el día martes 11 de marzo e el Monumental de Anfield Contra un PSG herido.