Un día como hoy, es tradición para los católicos recibir la imposición de la ceniza en la frente durante la celebración del Miércoles de Ceniza, dando inicio a la Cuaresma. Esta práctica, cargada de simbolismo, recuerda a los fieles que «polvo eres y en polvo te convertirás» (Génesis 3,19), una frase que subraya la mortalidad humana.
El término «polvo» no hace referencia a la ceniza utilizada en el rito, sino que es un recordatorio de nuestra fragilidad y temporalidad en este mundo. La expresión bíblica señala la condición efímera de la vida humana, ya que el ser humano fue creado a partir del polvo de la tierra y, al final de su vida, su cuerpo regresará a la tierra, al polvo del cual fue formado.
El uso de la ceniza como símbolo de arrepentimiento y humildad invita a los católicos a reflexionar sobre su vida y a renovar su compromiso con la fe, mientras se acercan a la Pascua. Es un momento de reflexión, penitencia y conversión.