Mientras Barranquilla se viste de colores y suena al ritmo de la alegría del Carnaval, las calles de la ciudad viven otra realidad, una marcada por la violencia y el crimen.
En el mes de febrero de 2025, la región del Atlántico registró una alarmante cifra de 54 homicidios, según los datos revelados en una entrevista exclusiva con Arturo García Medrano, abogado, analista en criminalidad y ex personero de Barranquilla, quien hizo un análisis detallado de la situación.
Barranquilla, epicentro de la violencia
De las 54 muertes violentas ocurridas en el departamento, 29 se concentraron en Barranquilla, la capital del Atlántico. Esta ciudad, conocida por su música, su cultura y su alegría durante el Carnaval, se enfrenta a una realidad oscura que parece no dar tregua a sus ciudadanos. Las zonas más afectadas por los homicidios en la capital fueron el suroriente y el suroccidente, que sumaron 9 y 8 muertes, respectivamente. En otras zonas, como el norte, la zona metropolitana y Riomar, se registraron 5 víctimas fatales en cada uno de estos sectores.
Los municipios del Atlántico también sufren
El resto del departamento no estuvo exento de esta ola de violencia. Los municipios más afectados fueron:
- Soledad: 11 homicidios.
- Malambo: 3 homicidios.
- Galapa: 2 homicidios.
- Puerto Colombia, Manatí, Polonuevo y Ponedera: 1 homicidio en cada municipio.
- Sabanalarga: 2 homicidios.
- Baranoa: 3 homicidios.
A pesar de la alarmante cifra, se destaca que la cantidad de mujeres víctimas de homicidio ha disminuido significativamente en comparación con enero. En febrero, solo se reportó una mujer asesinada, una cifra mucho más baja en comparación con los 10 feminicidios registrados el mes anterior.
El sicariato sigue siendo la principal causa de homicidios
El sicariato, ese fenómeno de asesinatos a sueldo, sigue dominando las cifras de muertes violentas en la región. De las 54 muertes registradas, 34 fueron cometidas por sicarios. Este tipo de crímenes continúa azotando especialmente a las zonas más vulnerables de la ciudad y el departamento, donde las bandas criminales tienen una fuerte presencia.
En cuanto a otras modalidades, se registraron 5 homicidios por otras circunstancias, 2 muertes ocurridas durante atracos, 2 casos con armas blancas y 1 persona abatida por la policía en un enfrentamiento durante un intento de robo.
El drama juvenil: jóvenes entre los principales afectados
Una de las estadísticas más preocupantes de este informe es que el 37% de las víctimas de homicidio (es decir, 20 casos) eran jóvenes entre los 10 y los 28 años. Esta cifra refleja la vulnerabilidad de este sector de la población, especialmente en barrios marginales y zonas donde los jóvenes están expuestos a la violencia, el narcotráfico y las pandillas. En este mismo rango de edad se incluyen tanto víctimas de sicariato como de enfrentamientos armados.
Por otro lado, 13 víctimas tenían entre 29 y 40 años, y 6 personas entre 41 y 60 años perdieron la vida en circunstancias violentas durante el mes de febrero.
¿Qué está sucediendo en Barranquilla y el Atlántico?
La ola de crímenes que ha marcado el inicio del año no solo pone en evidencia el grave problema de seguridad que atraviesa Barranquilla, sino también las dificultades a las que se enfrenta el departamento del Atlántico para controlar la violencia.
¿Qué está haciendo la Policía?

Las autoridades siguen trabajando de manera conjunta con la Fiscalía General de la Nación y otras entidades para tratar de controlar la creciente ola de violencia. Sin embargo, la situación sigue siendo alarmante. Los planes de seguridad, que incluyen el despliegue de unidades especializadas en la lucha contra el crimen organizado y la violencia juvenil, se están intensificando, pero aún no se percibe una reducción sustancial en los índices de homicidio.
En este contexto, Arturo García Medrano, quien se ha especializado en el análisis de la criminalidad en la región, indicó que es urgente que tanto las autoridades locales como los ciudadanos se sumen a la lucha contra el crimen. La solución no solo pasa por la intervención de la fuerza pública, sino también por la implementación de políticas públicas que prevengan la violencia y que ofrezcan alternativas a los jóvenes vulnerables que están siendo absorbidos por el crimen organizado.
Un futuro incierto mientras Barranquilla celebra
Mientras Barranquilla se prepara para celebrar su Carnaval con alegría y color, las cifras de homicidios nos recuerdan que la ciudad enfrenta desafíos serios. Las autoridades continúan su trabajo, pero el camino hacia una Barranquilla más segura parece aún largo. La combinación de festividades y violencia no es algo nuevo en la ciudad, pero la esperanza es que, con el tiempo, el gobierno y la comunidad logren encontrar una solución que permita disfrutar del Carnaval sin tener que lamentar más muertes violentas.
El panorama es complicado, pero no todo está perdido. La batalla por la seguridad sigue, y cada paso en falso en este campo es un recordatorio de que la lucha contra el crimen requiere más que solo operativos de fuerza.