El reciente incidente ocurrido en el barrio Santa María de Barranquilla, donde un hombre agredió a su esposa con una botella de cerveza, pone nuevamente sobre la mesa la creciente preocupación por la violencia intrafamiliar en la región. A pesar de los esfuerzos por erradicar este tipo de violencia, muchos casos siguen ocurriendo en el anonimato, afectando principalmente a mujeres, niños y adolescentes.
Organizaciones de derechos humanos y grupos feministas han señalado que es urgente la intervención de las autoridades para proteger a las víctimas y prevenir futuros feminicidios. En este sentido, se hace un llamado a la ciudadanía y a las instituciones a fortalecer las redes de apoyo para las víctimas de violencia, tanto psicológica como física.
Asimismo, se insta a las mujeres que sufren este tipo de maltrato a no permanecer en silencio y a buscar ayuda en las diversas entidades que ofrecen acompañamiento y protección, como la Fiscalía, la Policía, y los centros de atención a víctimas.
El caso de Ana Karina Bustillo es un recordatorio de la grave situación que viven muchas mujeres, quienes, además de los abusos, deben enfrentarse al estigma social y a la falta de recursos para salir de relaciones tóxicas. Las autoridades y la sociedad deben estar alerta para evitar que este tipo de situaciones escalen a tragedias mayores.