En una operación que marca un giro dramático en la lucha contra el crimen organizado en la región, Néstor Manuel Peña, alias ‘Corroncho’, de 43 años, fue ultimado en su casa del barrio San Bernardo en Medellín, el pasado 21 de febrero de 2025. Corroncho figuraba como uno de los delincuentes más buscados de Barranquilla y su área metropolitana, donde se había ganado un lugar destacado en las estructuras criminales asociadas al narcotráfico, extorsión y sicariato.
El asesinato de Peña cierra un capítulo sangriento en la historia del clan Vega Daza, cuyos miembros han estado involucrados en una guerra sin cuartel con otros grupos criminales en la región, y cuya caída se debe en gran medida a la traición de uno de sus propios miembros: Corroncho.
El ascenso de ‘Corroncho’ en el mundo criminal
Nacido en Montería, Néstor Manuel Peña tuvo un pasado vinculado a los grupos paramilitares de Carlos Castaño. Siendo muy joven, fue escolta de Jorge Luis Hernández, alias Boliche, socio de Salvatore Mancuso en el comercio de cocaína. Su carrera criminal lo llevó a huir de Montería en 2010, tras quedar atrapado en medio de la guerra entre ‘Paisas’ y ‘Urabeños’. A su llegada a Barranquilla, trabajó inicialmente en un local de San Andresito, vendiendo perfumes, donde conoció a Roberto Carlos Vega Daza, a quien con el tiempo logró ganarse la confianza y se integró al clan de los Vega Daza, convirtiéndose en uno de sus sicarios más temidos.
A lo largo de los años, Corroncho acumuló una lista de antecedentes criminales, incluyendo homicidio, extorsión y porte ilegal de armas. Fue capturado en varias ocasiones, y en 2020 y 2021, estuvo involucrado en el robo de una camioneta en el centro comercial Buenavista. Su último encargo dentro de la organización era transportar droga desde el Catatumbo hacia Barranquilla y Santa Marta.
La traición que acabó con el clan
El fin del imperio de los Vega Daza comenzó con una disputa interna. Corroncho se sintió traicionado por Kike Vega Cuello, el patriarca del clan, quien se quedó con dos vehículos que le pertenecían y no le respondió como él esperaba. Ante esta humillación, Corroncho, conocido por su astucia y conocimiento profundo de la estructura de los Vega Daza, decidió vender información a sus enemigos. Formó una alianza con la banda de Castor, La Negra Dominga y otros grupos criminales, quienes, con el apoyo de Corroncho, comenzaron a planificar el golpe final contra los Vega Daza.
Fue así como, el 29 de junio de 2023, Corroncho organizó el ataque mortal contra los Vega Daza en el Patio de su casa en Villa Campestre. Sabía que todas las tardes ese lugar era frecuentado por Kike Vega y sus hijos Ray Jesús y Ronald Iván, quienes se reunían en confianza. El ataque fue brutal, con más de 50 disparos de fusil. Kike y sus hijos murieron en el lugar, mientras que Roberto Carlos Vega resultó herido, pero logró sobrevivir.
Tras la masacre, Corroncho continuó traicionando a los Vega Daza. Después de brindarles ayuda y plantearles negocios de narcotráfico, entregó a Roberto Carlos Vega en Valencia, España, el 27 de febrero de 2024, dejándolo a merced de sus enemigos.
Venganza y justicia de sangre
Sin embargo, Corroncho no calculó las repercusiones de su traición. En la región de la Guajira, la venganza es un plato que se sirve con mucha paciencia, y las bandas delictivas que alguna vez fueron sus aliados comenzaron a buscarlo. Tras seis meses huyendo, finalmente fue localizado por un grupo criminal vinculado al clan de los Vega Daza, liderado por familiares cercanos de las víctimas.
El 21 de febrero de 2025, Corroncho fue asesinado en su casa de Medellín. Recibió dos disparos, uno en la cabeza y otro en el abdomen, cuando se encontraba en una reunión con un emisario para concretar un negocio de droga. Sin saberlo, había caído en una trampa tendida por sus antiguos aliados, quienes lo capturaron y vengaron la muerte de sus familiares.
La caída de Corroncho marca el fin de una era de violencia que ha golpeado a Barranquilla y sus alrededores. Con la muerte de los Vega Daza y la eliminación de sus traidores, el equilibrio en el narcotráfico y el crimen organizado de la región se ha visto profundamente alterado, cerrando así un capítulo oscuro para el mundo de la mafia.
