Un cargamento de 8.2 toneladas de cocaína fue interceptado en el puerto de Buenaventura, donde estaba camuflado en costales de abono mineral mezclados con heces, una estrategia utilizada para dificultar su detección por parte de los perros antinarcóticos.
Según informó la Policía Nacional, el alijo tenía un valor estimado de 453 millones de euros en el mercado europeo y estaba destinado a Toledo, España. El cargamento sería descargado en el puerto de Algeciras por una empresa que, a pesar de operar en el sector de fertilizantes y productos químicos bajo una fachada de legalidad, no tenía historial previo de exportaciones y ya había despertado varias alertas.
Las autoridades continúan investigando las actividades de la empresa involucrada y reforzando los controles en los puertos para combatir el narcotráfico.