Panamá ha respondido contundentemente a las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien no descartó el uso de la fuerza para recuperar el control del Canal de Panamá. En una rueda de prensa celebrada este martes, el canciller panameño, Javier Martínez-Acha, aseguró que el Canal «es parte de la lucha» de Panamá por su soberanía y que «es una conquista irreversible».
Martínez-Acha enfatizó que la soberanía panameña sobre el Canal no está a discusión, reiterando las palabras del presidente de Panamá, José Raúl Mulino: «la soberanía de nuestro canal no es negociable y es parte de nuestra historia de lucha». Además, aclaró que, al asumir su cargo el próximo 20 de enero, la relación entre Estados Unidos y Panamá se llevará a cabo «por los canales formales, habituales y correspondientes».
Las declaraciones de Trump surgieron durante una rueda de prensa donde fue cuestionado sobre si descartaba el uso de «coerción militar o económica» para recuperar el control del Canal y de la isla de Groenlandia. Trump respondió que no podía asegurar que descartaría estas opciones, lo que desató la respuesta inmediata de Panamá.
El gobierno panameño también refutó las acusaciones de Trump sobre las tarifas excesivas impuestas a los barcos estadounidenses, señalando que los peajes del Canal se establecen a través de un proceso público y transparente. «Las únicas manos que controlan el Canal son panameñas y así seguirá siendo», afirmó Martínez-Acha, en respuesta a las afirmaciones de Trump sobre la influencia de China en la vía interoceánica.
Este incidente llega en un contexto de tensiones entre ambos países, especialmente después de que Panamá conmemorara el 35 aniversario de la invasión estadounidense que resultó en la captura del dictador Manuel Antonio Noriega, evento que dejó una huella significativa en la historia reciente del país.
El Canal de Panamá fue construido por Estados Unidos y administrado por ellos hasta su traspaso a Panamá el 31 de diciembre de 1999, como parte de los Tratados Torrijos-Carter. Desde entonces, Panamá ha mantenido el control exclusivo de la vía interoceánica.
El gobierno de Panamá dejó claro que el Canal no solo es un símbolo de soberanía, sino también un importante bien de interés global, al ser utilizado para el tránsito de alrededor del 3% del comercio mundial. El país reiteró su disposición para mantener buenas relaciones internacionales, pero aseguró que la defensa de su soberanía está por encima de todo.