“En Barranquilla, la inseguridad no discrimina: extorsiones y miedo son los únicos que gobiernan sin oposición. Después de
Por, Samuel Tcherassi
@tcherassi2
bajo el modelo actual, el espejo de esta saga política, tan blindado por el silencio, aparenta perfección… pero las grietas empiezan a ser imposibles de ocultar. En las calles, donde las cifras ya no callan, los homicidios, las pandillas y el temor cotidiano relatan una realidad que desdibuja la promesa de orden y progreso.”
La inseguridad en Barranquilla es una debacle insostenible.
Los recursos de la Tasa de Seguridad, que deberían estar salvando vidas, han sido relegados a un estado de ineficiencia. Una administración que no protege a sus ciudadanos, ni en el norte, ni en el centro, ni en la periferia, es una administración que traiciona su propósito mismo. No hay excusa válida para el fracaso en la seguridad; no hay justificación para el abandono.
Son ya
sin resultados, y las comunidades siguen pagando el precio.
Barranquilla enfrenta un sistema desgastado y desbordado, incapaz de reaccionar frente a un crimen organizado que se adapta más rápido que las estrategias de las autoridades.
1. Falta de cohesión en la ejecución de planes de seguridad:
Sin liderazgo estratégico ni coordinación, los planes están condenados al fracaso. La descoordinación perpetúa homicidios y robos violentos. Sin cooperación, no hay solución.
2. Falta de rotación en las unidades clave:
La permanencia prolongada de agentes en puestos estratégicos impide la renovación de estrategias, facilitando delitos como la extorsión.
3. Deficiencia en las comunicaciones:
La tecnología obsoleta afecta la capacidad de respuesta inmediata. Mientras el crimen organizado opera con precisión, esta desconexión es inaceptable.
4. Vigilancia deficiente en los cuadrantes:
Zonas desprotegidas alimentan atracos, robos y la percepción de abandono.
5. Inversión logística insuficiente:
Motos sin gasolina y chalecos mal distribuidos limitan la capacidad operativa.
6. Fatiga del personal operativo:
Jornadas interminables y condiciones laborales precarias generan agotamiento y desmotivación, exponiendo aún más a las comunidades al crimen.
“Debemos arreglar esto, y lo debemos hacer rápido. Cuando Barranquilla está segura, todos ganamos. Transformaremos la seguridad desde sus raíces, equilibrando mano firme con oportunidades reales. Nadie se quedará atrás: quienes quieran salir del delito tendrán opciones, pero quienes insistan en sembrar el caos enfrentarán la fuerza de una ciudad que ha decidido recuperar su tranquilidad.”
Desde el primer día, se implementará un comando estratégico unificado que coordine en tiempo real todas las acciones de seguridad. Este comando será el núcleo de las siguientes estrategias:
1. Cero tolerancia al caos en las calles:
• Operativos de saturación en zonas críticas como Soledad, Malambo y el centro, diseñados con metas claras.
• Desarticulación de redes de extorsión con equipos especializados de inteligencia.
2. Golpe frontal al crimen organizado:
• Unidades élite equipadas con tecnología avanzada para intervenir en situaciones de alto riesgo.
• Operaciones encubiertas para infiltrar y desarticular estructuras criminales desde dentro.
Tecnología y logística en movimiento:
• Comunicaciones modernas: Radios nuevos, GPS en tiempo real y monitoreo centralizado de cuadrantes.
• Videovigilancia inteligente: Cámaras de alta resolución con análisis en tiempo real.
• Refuerzo logístico inmediato: Recursos distribuidos eficientemente en motos, vehículos y chalecos.
Transformación social y comunitaria:
• Infancia protegida con programas preventivos en colegios y comunidades vulnerables.
• Centros de formación técnica para jóvenes, con empleos garantizados.
• Reconstrucción de espacios seguros como parques y polideportivos.
Un reenfoque financiero contundente: Seguridad como prioridad absoluta
“Vamos a hacerlo grande, y lo vamos a hacer bien. Cada peso será usado como nunca antes. La seguridad no es un gasto, es una inversión: en nuestra gente, nuestras familias y el futuro de Barranquilla. Reorientaremos recursos con precisión quirúrgica, eliminando desperdicios y maximizando resultados.”
1. Redistribución de la Tasa de Seguridad hacia resultados tangibles.
2. Fondo de emergencia para tecnología, personal y equipos.
3. Reorientación de recursos improductivos hacia seguridad y desarrollo social.
4. Acceso a fondos específicos y colaboración técnica del gobierno nacional.
5. Uso eficiente de la Tasa de Seguridad y alianzas público-privadas.
“La inseguridad no es solo el fracaso de una política desgastada tras
de negligencia. Vamos a devolverle a Barranquilla lo que nunca debió perder: su seguridad. Es hora de cerrar este capítulo de abandono y abrir uno nuevo, donde el progreso y la tranquilidad marchen de la mano.”