La primera novena arrancó en los municipios de Mompox y Cicuco con el apoyo decidido de las gestoras sociales.
Por: Emilio Gutiérrez Yance
Diciembre es sinónimo de unión, esperanza y fe. En el departamento de Bolívar, la Policía Nacional ha asumido el noble desafío de llevar la Navidad hasta los corazones más lejanos, donde la geografía y el tiempo suelen olvidarse de los sueños de los niños. A través de su Pesebre Móvil, una iniciativa única, los policías se convierten en emisarios del amor y la alegría, recorriendo municipios como Mompox y Cicuco, para que ningún hogar quede fuera del espíritu navideño.
El camión transformado en pesebre es un testimonio vivo de la creatividad, dedicación y humanidad de la institución. Decorado con luces, sonidos y adornos que evocan el nacimiento del niño Jesús, este vehículo no es solo un símbolo festivo, sino un puente que conecta corazones, comunidades y tradiciones. Familias enteras, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, se reúnen en torno al Pesebre Móvil, como si el tiempo se detuviera para revivir una de las épocas más bellas del año.
Más de mil niños han sido protagonistas de esta historia. Con sus voces puras, llenan de vida las novenas navideñas con villancicos que parecen coros celestiales. Son ellos, con inocencia y ternura, quienes recuerdan la verdadera esencia de la Navidad: la unión, la fe y el amor. La Policía Nacional, no solo vela por la seguridad, sino que se entrega con pasión para sembrar momentos de felicidad en cada rincón del departamento.
Pero lo que realmente convierte a esta iniciativa en algo único es la presencia de los gestores comunitarios de la Policía Nacional, quienes no solo velan por la seguridad de la comunidad, sino que se entregan con amor y dedicación a la labor de acercarse a la gente. Vestidos con atuendos navideños, hombres y mujeres muestran su lado más humano, solidario y comprensivo. Cada sonrisa, cada gesto amable, cada palabra de aliento se convierte en un regalo que va más allá de la protección, transformando esta actividad en un acto de fe y unión, de cercanía y amor, en el que todos, sin importar su origen o condición, se sienten parte de una gran familia.
En las calles de Bolívar, el Pesebre Móvil avanza como un símbolo de esperanza, dejando a su paso rezos, cantos y abrazos que reconcilian familias y fortalecen los lazos de la comunidad. Los padres agradecen con emoción esta labor, mientras los niños, con ojos brillantes de ilusión, reciben no solo la visita de los policías, sino la más grande de las bendiciones: una Navidad en familia.
Gracias a la Policía Nacional, que trabaja incansablemente y con amor, el espíritu navideño llega hasta los lugares más apartados. Su esfuerzo diario, guiado por la mano de Dios, hace posible que el nacimiento del niño Jesús no sea solo una celebración, sino un recordatorio de que en la unión y el amor se encuentra la verdadera paz.
Hoy, Bolívar es testigo de que la Navidad no discrimina distancias ni fronteras, y que gracias a los hombres y mujeres que visten el uniforme de la Policía Nacional, los sueños de los niños y el anhelo de las familias encuentran un lugar donde renacer: en el corazón de cada hogar.