El fin de semana del 23 al 25 de noviembre, el departamento del Atlántico vivió una escalofriante ola de violencia que dejó un saldo de 14 homicidios, de los cuales 13 ocurrieron en Barranquilla y su área metropolitana, y uno más en el municipio de Repelón.
Este aumento en la violencia, que incluyó una masacre en Barranquilla, pone en evidencia una situación cada vez más crítica de inseguridad en la región, cuestionando la efectividad de las políticas de seguridad implementadas por la Alcaldía, la Gobernación y las autoridades policiales.
Uno de los hechos más impactantes fue la masacre ocurrida la noche del viernes en el barrio El Carmen de Barranquilla, cuando cuatro hombres fueron asesinados a tiros mientras estaban en la calle 50 con carrera 18. Los fallecidos fueron identificados como Andrés Felipe Berdugo De La Cruz, Edwin Horacio Pérez Plata, Felipe Andrés De Las Salas y Víctor Danilo Olivera Ortiz. En el mismo ataque, otras dos personas resultaron heridas.
Horas antes, en el municipio de Soledad, otro ataque sicarial dejó dos muertos. Tres hombres fueron baleados en la tarde del viernes en el barrio Villa Muvdi, de los cuales dos perdieron la vida, identificados como Julio Isaac Valegas Rodríguez y Franklin José Suárez Peña. También en Barranquilla, se registraron más asesinatos, entre ellos el de Sebastián Ramón Pérez Solórzano, quien fue ultimado en el barrio San Francisco, y Jeikler Aguirre Sarmiento, asesinado en el barrio Alfonso López.
Además, el comerciante Wilson Castro Franco fue asesinado cuando se encontraba en su tienda en el barrio El Por Fin de Barranquilla, y Jennifer Josefina Ávila, alias «La gringa», quien falleció tras haber sido herida de bala días antes. La violencia no cesó el sábado, cuando otro hombre, Juan Elías Martelo Rodríguez, fue encontrado muerto a balazos en el barrio La Central de Barranquilla, y Edwin Rafael Hernández Cabarcas fue asesinado en su hogar en Repelón.
Finalmente, el domingo la violencia continuó con el hallazgo del cuerpo de Joel Camilo Bolívar Collazos, quien fue asesinado con dos impactos de bala en la cabeza en el barrio El Bosque.
Este aumento alarmante de homicidios pone en tela de juicio las medidas de seguridad implementadas en Barranquilla y el Atlántico, y plantea la siguiente pregunta:
¿Qué está haciendo la Alcaldía de Barranquilla, la Gobernación del Atlántico y la Policía para frenar esta ola de crímenes que parece no tener fin?
Las autoridades deben responder con acciones contundentes que garanticen la seguridad de los ciudadanos, ya que la violencia no solo ha cobrado vidas, sino que también está generando un clima de miedo y desconfianza en la comunidad.
