La guerra entre Rusia y Ucrania ha experimentado una intensificación en el uso de misiles de largo alcance, luego de que Estados Unidos autorizara a Ucrania el uso de misiles ATACMS contra objetivos militares dentro de Rusia, una solicitud histórica de Kiev. Esta escalada ha afectado tanto a instalaciones civiles como a infraestructuras estratégicas en diversas regiones.
El jefe de la región de Dnipró, Sergii Lisak, informó que un ataque ruso dañó un centro de rehabilitación, varias viviendas y una planta industrial, dejando como saldo dos personas heridas: un hombre de 57 años que recibió atención en el lugar y una mujer de 42 años que fue hospitalizada.
Por otro lado, Ucrania, tras recibir luz verde de Reino Unido, ha lanzado misiles Storm Shadow contra objetivos en territorio ruso. Este incremento de los ataques se ha traducido en el uso de misiles balísticos intercontinentales por parte de Rusia, los cuales alcanzaron fábricas e infraestructuras críticas en Dnipró. Este ataque marca la primera vez que Rusia emplea este tipo de misil en el conflicto, disparado desde la región de Astraján, al sur de Rusia.
La Fuerza Aérea ucraniana reportó que, aunque sus defensas lograron interceptar seis de los siete misiles de crucero rusos Kh-101, no pudieron derribar el misil balístico intercontinental ni el aerobalístico Kh-47M2 Kinzhal, dos de los más avanzados en el arsenal ruso. Afortunadamente, los misiles no causaron daños «sustanciales», según las autoridades ucranianas.
Mientras tanto, el jefe del Centro contra la Desinformación de Ucrania, Andrí Kovalenko, señaló en su canal de Telegram que la región de Astraján está siendo atacada con drones, como parte de la respuesta ucraniana a los ataques rusos.