El representante de Cundinamarca, con tan solo 10 años de edad, logró el segundo puesto en la modalidad de recurvo ronda clasificatoria.
Prensa Mindeporte
Pereira, 11 de noviembre de 2024. Inhalación profunda y una exhalación suave. Mira para atrás y, con una sonrisa, hace caso a las recomendaciones de su entrenadora, Sandra Barbosa, quien le indica: ??no te apures, respira y lanza??. Juan Felipe González, un niño de 10 años, se vislumbra como el futuro de la Para arquería colombiana.
En los I Juegos Nacionales Juveniles terminó en el segundo puesto, una medalla de plata que le dibuja sonrisas, para él este es un deporte al que le debe todo: un cambio de 180 grados, una disciplina que le cambió la vida, que le abrió oportunidades y lo impulsó a soñar más allá de sus propios límites. Gracias a su esfuerzo y dedicación, ha descubierto en sí mismo la fuerza y la perseverancia que jamás imaginó tener.
En las canchas de tiro con arco Sara López, en Pereira, hace caso. Asiente a las recomendaciones de su entrenadora, se deja guiar, absorbe cada consejo con humildad y determinación. En cada flecha que lanza, demuestra su pasión y precisión, perfeccionando su técnica y afinando su enfoque. Sabe que cada ajuste es clave, que cada instrucción la acerca más a sus metas y a los grandes logros que vislumbra en el horizonte.
Gracias a ello logra una medalla de plata que se suma a la medalla de oro en el Festival Nacional de Arcos Iniciación, en Mosquera. Son dos medallas en tan solo nueve meses de haber comenzado a practicar un deporte que hoy por hoy es su vida, que llegó por azar y se instaló como una pasión irremplazable. Lo que empezó como una curiosidad se convirtió en un camino de autodescubrimiento, disciplina y superación personal.
Su historia en este deporte del sector paralímpico, es corta pero desde ya es inspiración. Un día cualquiera en el que tomó la decisión de acompañar a su mamá al parque principal de Funza, se dio cuenta que el deporte se adapta a la necesidad de cada atleta y este fue un gran ejemplo.
González pensaba que no era apto para practicarlo debido a que se había enfocado en el fútbol, pero cuando Sandra Barbosa apareció, le mostró un deporte que le abrió una cantidad de oportunidades para crecer, descubrir nuevas habilidades y desafiar sus propios límites. Gracias a ella, encontró en esta disciplina un nuevo propósito y un espacio donde podía destacar y desarrollarse como atleta.
Lo que comenzó como una invitación inesperada se transformó en una pasión que le ha permitido alcanzar logros que nunca imaginó posibles. Hoy fue una medalla de plata en los I Juegos Nacionales Juveniles, una posición que lo invita a soñar y a seguir trabajando por fortalecer cada aspecto de su técnica.
Esta medalla no solo es un reconocimiento a su esfuerzo, sino también un recordatorio de que está en el camino correcto, de que el esfuerzo y la dedicación rinden frutos. Con cada entrenamiento, se acerca más a sus metas, y en su mente ya visualiza el brillo del oro en su futuro.