En un acto desesperado que refleja la creciente frustración de los ciudadanos, los habitantes de Ciénaga han decidido bloquear la vía hacia Fundación, a la altura del puente conocido como “puente aguja”. Esta medida drástica es una respuesta directa a las constantes fallas en el servicio de energía eléctrica proporcionado por la empresa Aire, que han llevado a una crisis de movilidad en la región.
La situación es crítica. Conductores atorados en interminables filas de vehículos ven cómo sus planes se desmoronan ante la falta de acción por parte de las autoridades y la ineficiencia de una empresa que parece no tener soluciones. Los rostros cansados y la impaciencia palpable se apoderan del ambiente: “¿Por qué debemos pagar el precio de su inoperancia?” se preguntan indignados los viajeros que, atrapados en el caos, ven cómo sus horarios se convierten en un mero recuerdo.
Este bloqueo no es un caso aislado; se suma a una serie de protestas en todo el departamento del Magdalena, donde los ciudadanos han alzado su voz ante lo que consideran un abuso. La movilidad, ya comprometida en muchas áreas, se ve aún más afectada por esta situación desesperante. La falta de electricidad no solo interrumpe el suministro cotidiano; también paraliza vidas y frustra sueños.
Es hora de que las autoridades locales tomen cartas en el asunto. La ciudadanía exige respuestas claras y acciones efectivas que garanticen un servicio adecuado y sin interrupciones. Además, es crucial educar a la comunidad sobre las implicaciones negativas de estas medidas extremas, aunque comprensibles. La paciencia está llegando a su límite.
La crisis actual no solo evidencia una ineficiencia administrativa; también revela el profundo descontento que se cierne sobre nuestra comunidad. La pregunta es: ¿hasta cuándo seguiremos tolerando esta situación?