La violencia infantil sigue siendo una de las problemáticas más graves y extendidas a nivel global. En Colombia, los datos presentados por Unicef resultan alarmantes. Según la organización, cada día 53 niños, niñas y adolescentes en el país sufren violencia sexual, y 100 menores requieren atención médica por lesiones relacionadas con agresiones violentas. Estos números reflejan solo los casos denunciados, lo que sugiere que la cifra real podría ser aún mayor.
Ana Azaryeva, representante adjunta de Unicef en Colombia, destacó la gravedad de la situación y subrayó que la violencia contra la niñez no solo afecta su integridad física, sino que también deja secuelas psicológicas que impactan el desarrollo integral de los menores. La representante de Unicef reiteró que estos datos son solo una parte de la realidad, ya que muchas víctimas no denuncian los abusos por miedo o por falta de apoyo.
A nivel global, la violencia infantil continúa siendo una crisis alarmante. Se estima que cada cuatro minutos, un niño o niña muere a causa de un acto violento. Cerca de 90 millones de menores han sufrido violencia sexual, y más de 650 millones de mujeres y niñas, aproximadamente una de cada cinco, han padecido abusos durante su infancia. Las cifras sobre violencia física son igualmente devastadoras: entre 410 y 530 millones de niños han sido víctimas de agresiones sexuales, y más de dos tercios de los niños en el mundo sufren castigos violentos en sus hogares.
Frente a esta crisis, Unicef hace un llamado urgente a los gobiernos y a los actores clave para intensificar los esfuerzos por erradicar la violencia infantil. La organización insta a un liderazgo político firme, a la implementación de políticas basadas en evidencias científicas, y al acceso universal a programas de apoyo a la crianza. Además, subraya la importancia de garantizar entornos escolares seguros y fortalecer los servicios de respuesta y apoyo para todas las víctimas de violencia.
En Colombia, aunque existen políticas y compromisos para proteger a la niñez, Unicef señala que aún se necesita una implementación más efectiva de estas medidas. La violencia contra los niños y niñas es una realidad que exige una acción decidida y urgente para garantizar su protección y bienestar.