El Voto latino ha sido uno de los temas más comentados y analizados en las elecciones presidenciales de EE.UU. 2024. Sin embargo, un aspecto que a menudo se pasa por alto es que los latinos, a pesar de ser el grupo minoritario de mayor crecimiento en los Estados Unidos, no constituyen una fuerza política monolítica. De hecho, las tendencias y comportamientos de voto dentro de la comunidad latina varían enormemente de un estado a otro, lo que desafía la narrativa de que los latinos votan de manera unificada.
El candidato republicano suma 276 votos electorales frente a 219 de su rival, la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, según resultados provisionales. Necesitaba 270 para ganar.
Como en 2016, la victoria fue rápida. Ganó los siete estados claves, Georgia y Carolina del Norte, seguidos de Pensilvania. Wisconsin lo remató enterrando las esperanzas de Harris.
A menudo se presenta al voto latino como una fuerza homogénea capaz de inclinar la balanza electoral, pero esta es una falacia. El comportamiento electoral de los latinos es diverso y está profundamente influenciado por factores geográficos, socioeconómicos, culturales y, en muchos casos, por sus posiciones políticas históricas. Esto se observa de manera clara en estados como Florida y California, dos de los estados con las mayores poblaciones latinas en EE.UU., donde el voto latino mostró un comportamiento opuesto.
En Florida, la comunidad cubanoamericana, históricamente inclinada hacia los republicanos, ha mantenido su apoyo a figuras como Donald Trump debido a su postura firme contra el socialismo, algo que resuena con la experiencia histórica de los inmigrantes cubanos. Este grupo se ha destacado por su apoyo a la línea dura contra el régimen de Cuba y su escepticismo hacia las políticas progresistas. En cambio, en California, donde predominan otros grupos latinos, como los mexicanos y centroamericanos, la tendencia es hacia el Partido Demócrata, atraídos por políticas más inclusivas en temas como inmigración, salud y educación.
Aunque el voto latino no es monolítico, sigue siendo una de las fuerzas más dinámicas en la política estadounidense. Con una población que sigue creciendo, el voto latino se perfila como un factor determinante en elecciones futuras. En 2024, si los latinos estuvieran unidos en torno a una causa común, habrían podido ser capaces de influir decisivamente en los resultados presidenciales. Sin embargo, como demuestra la falta de consenso en estados clave, esa unidad sigue siendo un reto para los líderes latinos.
Fue así como se dio todo de acuerdo con las proyecciones de diversos medios especializados, Donald Trump fue el favorito para ganar las elecciones presidenciales de 2024 y lo logró, lo que marca su regreso a la Casa Blanca tras una agitada carrera política. El apoyo de los latinos en estados como Florida y Texas, además de su fortalecimiento en sectores más conservadores, ha sido un componente clave en su campaña. Trump ha logrado mantener una base de votantes leal y ha sabido movilizar a ciertos sectores latinos, especialmente aquellos que se oponen al liberalismo económico y las políticas de inmigración abiertas promovidas por el Partido Demócrata.
Sin embargo, esta victoria refleja una fragmentación dentro del voto latino. Mientras que en estados como Arizona, Nevada y Colorado el apoyo a los demócratas ha sido fuerte, en otros, como Texas y Florida, los latinos han tendido a votar de manera más conservadora. Este patrón demuestra que, lejos de ser una “fuerza unificada”, el voto latino se encuentra profundamente dividido en términos ideológicos, lo que complica su capacidad para influir de manera coherente en las elecciones nacionales.
¿Y qué significa esto para Gustavo Petro y el futuro de América Latina?
Mirando desde una perspectiva latinoamericana, la reelección de Donald Trump podría tener un impacto significativo en las dinámicas políticas de América Latina. En particular, los opositores políticos de figuras como Gustavo Petro, presidente de Colombia, podrían ver en el escenario electoral estadounidense un contraste que podrían utilizar para su beneficio político.
Un Trump ganador podría ser aprovechado por la oposición en Colombia (y en otros países latinoamericanos) como un ejemplo de cómo la política estadounidense se ha alineado con posturas más conservadoras y nacionalistas. En ese contexto, Petro podría adoptar una narrativa de “victimización”, planteando que la región se enfrenta a desafíos externos derivados de un gobierno de derecha en EE. UU., lo cual podría ser usado como plataforma para movilizar a su base de apoyo y consolidar su discurso antiimperialista.
Este enfoque podría resultar efectivo, especialmente en el marco de las elecciones de 2026 en Colombia, donde la gestión de Petro podría verse afectada por la polarización interna y las críticas externas. Las figuras políticas de izquierda en América Latina podrían utilizar la retórica del “pueblo contra el imperio” para fortalecer sus propuestas, en respuesta a lo que perciben como una amenaza de la hegemonía de la derecha en la política estadounidense.
Resultado electoral es irrelevante para Hezbolá
El nuevo líder del grupo chií libanés Hezbolá, Naim Qasem, aseguró este miércoles que la victoria de Donald Trump o de Kamala Harris es irrelevante para el desarrollo de la guerra con Israel, ya que acusó a Estados Unidos de brindar “apoyo ilimitado” al Estado judío tanto en el Líbano como en la Franja de Gaza.
“Nos da igual que gane Harris o Trump porque no dependeremos de los movimientos que haya en la política, pero sí dependemos de lo que ocurra en el terreno”, dijo Qasem en un discurso televisado, en el que acusó a EE.UU. de ser “el gran diablo”, pero no se pronunció explícitamente sobre la victoria del republicano.
Euforia en Israel por el virtual triunfo de Donald Trump
La clase política israelí estalló de alegría este miércoles con la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, siendo Benjamín Netanyahu uno de los primeros líderes en felicitarle públicamente, mientras los países árabes le urgieron a trabajar por la paz y frenar las guerras tanto en Gaza como en Líbano.
“Tu histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo a Estados Unidos y una vuelta al compromiso con la gran alianza entre Israel y Estados Unidos. ¡Es una gran victoria!”, escribió Netanyahu en la red social X.
Como él, el ala más ultraderechista del Gobierno israelí, los ministros Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, le felicitaron también en X, este último diciendo “Dios bendiga a Estados Unidos. Dios bendiga a Israel”; mientras que Ben Gvir escribió “Dios bendiga a Trump” acompañado de un emoticono de un corazón.
Un voto latino fragmentado y una geopolítica en movimiento
El voto latino en EE. UU. no es una panacea ni una fuerza política homogénea. La variabilidad en sus preferencias electorales depende de numerosos factores, como la historia, la región y los problemas que más les afectan. Si bien Donald Trump ganó las elecciones este martes gracias al apoyo de sectores latinos conservadores, la comunidad latina sigue siendo un bloque de votantes potencialmente decisivo que, si estuviera más cohesionado, podría cambiar el rumbo de la política estadounidense.
Por otro lado, el contexto internacional el triunfo de Trump podría tener efectos políticos significativos en América Latina, especialmente en países como Colombia, donde líderes de izquierda podrían utilizar la polarización entre Trump y los sectores progresistas para impulsar su discurso y sus proyectos políticos hacia las elecciones de 2026.
En definitiva, el voto latino y su influencia política en EE. UU. sigue siendo un tema complejo y fragmentado, pero con un potencial enorme para redefinir las dinámicas políticas tanto dentro de la nación norteamericana como en su relación con el resto del continente.