Donald Trump, magnate de los bienes raíces y figura central en la política estadounidense, fue elegido nuevamente presidente de los Estados Unidos en las elecciones del 5 de noviembre de 2024.
Este regreso al poder marca la continuación de un viaje impredecible que ha alterado profundamente el paisaje político del país y dejado una marca indeleble en la historia mundial. Con un estilo desafiante y polarizador, Trump se ha convertido en una de las figuras más influyentes y controvertidas de la política moderna. A continuación, exploramos su trayectoria, sus logros, y las controversias que lo han rodeado a lo largo de los años.
Primeros años: de heredero de un imperio a empresario multimillonario
Donald John Trump nació el 14 de junio de 1946 en Queens, Nueva York, en el seno de una familia de ascendencia alemana. Su padre, Fred Trump, fue un exitoso promotor inmobiliario que construyó una gran fortuna gestionando propiedades en los barrios de clase media de Brooklyn y Queens. Donald, el cuarto de cinco hijos, mostró desde joven una inclinación por los negocios, y a los 13 años, sus padres lo enviaron a la Academia Militar de Nueva York para corregir su comportamiento, algo que más tarde describiría como una experiencia formativa.
Trump se graduó en la Escuela de Economía Wharton de la Universidad de Pensilvania en 1968, con un título en Finanzas. A los 28 años, asumió el control de la inmobiliaria familiar, The Trump Organization, y comenzó a expandirla más allá de las propiedades de clase media en Queens y Brooklyn. Trump apostó por proyectos de alto perfil, incluyendo el famoso rascacielos Trump Tower en Manhattan, que abrió en 1983 y cimentó su reputación como un empresario de alto vuelo.
Su carrera estuvo marcada por tanto éxitos como fracasos. En varias ocasiones, su empresa enfrentó problemas financieros, y Trump tuvo que declarar la bancarrota en varias de sus empresas durante la década de 1990. Sin embargo, el magnate logró salir de las crisis con una estrategia agresiva de expansión y reestructuración, a menudo con el apoyo de prestamistas y una estructura corporativa compleja. Para muchos, sus altibajos financieros aumentaron su imagen como un hombre que sabía cómo recuperarse y prosperar a pesar de las dificultades.
Fama en los medios y la transición a la política
A pesar de su éxito en los negocios, fue en el mundo de los medios de comunicación donde Trump alcanzó una fama aún mayor. En 2004, comenzó a presentar The Apprentice, un reality show de negocios en el que competían personas que aspiraban a trabajar en sus empresas. El programa fue un éxito rotundo, y la famosa frase “You’re fired!” (¡Estás despedido!), dicha por Trump, se convirtió en un fenómeno cultural. Esta exposición mediática lo posicionó como una figura pública que trascendió su rol como empresario.
Sin embargo, fue en 2015 cuando Trump dio el salto definitivo a la política, sorprendiendo al mundo al anunciar su candidatura presidencial. Su entrada en la carrera fue polémica desde el principio, cuando bajó por una escalera dorada de la Torre Trump en Nueva York, una imagen que rápidamente se convirtió en símbolo de su estilo extravagante y fuera de lo común. Aunque muchos en el Partido Republicano tomaron su candidatura como una broma, pronto quedó claro que su mensaje populista resonaba profundamente con sectores del electorado estadounidense.
La victoria en 2016: El surgimiento del “trumpismo”
En 2016, Donald Trump ganó la nominación presidencial del Partido Republicano en un proceso interno dominado por su estilo controvertido y su rechazo al establecimiento político tradicional. Su eslogan “Make America Great Again” (“Hacer América Grande de Nuevo”) captó la atención de millones de votantes que sentían que Estados Unidos estaba perdiendo su grandeza a causa de la globalización, la inmigración ilegal y la declinación de la clase trabajadora.
La elección de 2016 fue una de las más sorprendentes de la historia moderna de Estados Unidos. A pesar de ser un candidato políticamente inexperto, Trump ganó las elecciones presidenciales al derrotar a la demócrata Hillary Clinton, gracias a su victoria en los estados clave del medio oeste, conocidos como “Rust Belt”. Trump recibió el apoyo masivo de votantes blancos, en su mayoría de clase trabajadora, que se sintieron abandonados por los políticos tradicionales. Además, su promesa de crear empleos, reducir impuestos y construir un muro en la frontera con México, resonó fuertemente en su base de apoyo.
En el poder, Trump adoptó un enfoque nacionalista y proteccionista, promoviendo políticas que se alejaban de la tradición internacionalista que había caracterizado la política exterior estadounidense durante décadas. De manera más específica, se retiró de acuerdos internacionales como el Acuerdo de París sobre cambio climático y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que sustituyó por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El mandato presidencial (2017-2021): un gobierno polarizador
Trump asumió la presidencia en enero de 2017 y, desde el principio, su administración estuvo marcada por políticas controvertidas, impulsadas por su estilo directo y confrontacional. En el ámbito interno, uno de los primeros actos de su gobierno fue emitir una orden ejecutiva para restringir la inmigración de países de mayoría musulmana, una medida que fue ampliamente criticada y fue objeto de varios fallos judiciales.
Otro de los aspectos más notables de su presidencia fue su guerra constante contra los medios de comunicación. Trump popularizó el término “fake news” (“noticias falsas”) para desacreditar a los periodistas y medios que lo criticaban. A menudo, utilizó su cuenta de Twitter para atacar a sus detractores, sembrando un clima de hostilidad en la política estadounidense.
En política exterior, Trump adoptó una postura “America First” (“América Primero”), centrada en la reducción de la participación de EE. UU. en organizaciones internacionales y acuerdos multilaterales. También mantuvo una relación conflictiva con las élites políticas, acusando a los gobiernos anteriores de haber llevado a EE. UU. por un camino de declive. En cuanto a la inmigración, cumplió su promesa de construir un muro en la frontera con México y aprobó políticas de inmigración más estrictas, como la separación de familias en la frontera.
Sin embargo, su mandato no estuvo exento de controversias. En 2019, la Cámara de Representantes lo sometió a un juicio de destitución (impeachment) tras un escándalo relacionado con una llamada telefónica con el presidente de Ucrania. Fue absuelto por el Senado, pero el episodio profundizó la polarización política en el país.
La derrota de 2020 y el asalto al Capitolio
En las elecciones presidenciales de 2020, Trump fue derrotado por el demócrata Joe Biden. Sin embargo, Trump nunca aceptó su derrota y afirmó sin pruebas que las elecciones fueron fraudulentas. Esta postura lo llevó a promover teorías conspirativas sobre un supuesto fraude electoral. El 6 de enero de 2021, tras un mitin en Washington D.C., miles de sus seguidores asaltaron el Capitolio de Estados Unidos en un intento por impedir la certificación de la victoria de Biden.
El asalto al Capitolio fue un punto de inflexión en la presidencia de Trump. Fue sometido a un segundo juicio de destitución, convirtiéndose en el primer presidente de la historia de Estados Unidos en ser sometido a dos juicios de destitución. Aunque fue absuelto, su figura quedó más polarizada que nunca.
El regreso en 2024: de perseguido a triunfador
A pesar de la derrota y los múltiples escándalos legales que lo rodean, Trump nunca desapareció del escenario político. Durante 2024, con la creciente insatisfacción por la alta inflación y los problemas económicos bajo la administración Biden, Trump lanzó su tercera campaña presidencial. Apeló a la narrativa de “perseguido político” y logró arrasar en las primarias del Partido Republicano, siendo reelegido presidente en noviembre de 2024, en una victoria que sorprendió a muchos.
Con su regreso al poder, Trump sigue siendo una figura central en la política estadounidense, alimentando su movimiento populista y conservador, el trumpismo. A sus 78 años, vuelve a la Casa Blanca con la promesa de “restaurar la grandeza” de Estados Unidos, pero también con la certeza de que su mandato será nuevamente un campo de batalla ideológico, donde los seguidores y detractores seguirán marcando las divisiones más profundas del país.
Conclusión: El legado de Trump
El regreso de Donald Trump a la presidencia es solo el último capítulo de una historia política marcada por su estilo disruptivo, sus polémicas y su capacidad para movilizar a un amplio sector de la población estadounidense. Su legado, ya sea como presidente o como figura política, es uno de los más complejos y discutidos en la historia moderna de Estados Unidos. Sin duda, su impacto continuará influyendo en el país y en el mundo durante muchos años más.