El 6 y 7 de noviembre se conmemoran 39 años de uno de los episodios más trágicos y dolorosos en la historia reciente de Colombia: la toma y posterior retoma del Palacio de Justicia en Bogotá. Durante esos dramáticos días, 94 personas perdieron la vida, entre ellas once magistrados de la Corte Suprema y doce desaparecidos, víctimas de la brutal confrontación entre el grupo guerrillero del M-19 y el Estado colombiano.
La toma del Palacio: un acto de protesta radical
La mañana del 6 de noviembre de 1985, un comando armado del M-19, bajo el liderazgo de figuras como Carlos Pizarro y Alfonso Cano, irrumpió en las instalaciones del Palacio de Justicia. El grupo guerrillero, en lo que se conoció como la Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre, tomó el control del edificio con la intención de presentar una demanda pública contra el gobierno de Belisario Betancur. La propuesta del M-19 era poner sobre la mesa una serie de denuncias contra el régimen, enfocadas en temas clave como la entrega de recursos naturales a empresas extranjeras, la extradición de colombianos a Estados Unidos, el incumplimiento de una tregua pactada con el gobierno, y las violaciones a los derechos humanos durante ese período.
Margarita María Murcia Escobar, investigadora de la Universidad Externado de Colombia, explica que el propósito del M-19 era, además, exponer al gobierno de Betancur por lo que consideraban un régimen opresor, cuyas políticas afectaban gravemente a la población colombiana. Sin embargo, lo que comenzó como una acción de protesta se transformó rápidamente en una tragedia nacional.
La retoma y el Holocausto
A partir de la 1:00 p.m. del mismo día 6 de noviembre, el gobierno de Belisario Betancur ordenó la retoma militar del Palacio de Justicia. La acción estuvo a cargo de la fuerza pública, que movilizó ocho unidades blindadas, tres helicópteros y más de 200 efectivos militares para recuperar el control del edificio. La operación se caracterizó por el uso de armamento pesado, explosivos, y una inusitada violencia que incluyó el primer incendio en el sótano del Palacio de Justicia, donde muchos cuerpos fueron posteriormente encontrados.
El uso desmedido de la fuerza por parte de los militares ha sido uno de los puntos más controversiales de este episodio. La Comisión de la Verdad, en su informe final sobre los hechos, subrayó que no se dio un debate adecuado sobre el exceso de violencia en la operación militar, que además ignoró los procedimientos judiciales y médicos establecidos para el manejo de los cadáveres y las pruebas. La confrontación entre los guerrilleros del M-19 y las fuerzas del Estado dejó una tragedia de dimensiones indescriptibles, y muchos de los desaparecidos nunca han sido encontrados.
Aquel 7 de noviembre, tras la retoma, se conoció la magnitud del desastre: 94 personas muertas, entre ellas magistrados, funcionarios judiciales, soldados, guerrilleros y civiles. La tragedia, conocida como el Holocausto del Palacio de Justicia, marcó un hito de violencia y dolor que sigue siendo recordado como un momento de quiebre para la justicia y la paz en Colombia.
La memoria y la conmemoración
Hoy, 39 años después, el Holocausto del Palacio de Justicia sigue siendo un tema de reflexión y dolor para las víctimas y sus familias. En honor a los caídos, el próximo 8 de noviembre se llevará a cabo una ceremonia conmemorativa organizada por las altas cortes de Colombia: la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, la Corte Constitucional, el Consejo Superior de la Judicatura y la Comisión Nacional de Disciplina Judicial. Este evento busca rendir homenaje a las víctimas y reafirmar el compromiso de la justicia con la dignidad y la verdad.
A partir de las 9:00 a.m., los presidentes de las altas cortes entregarán a los familiares de las víctimas un manuscrito como símbolo de reconocimiento a la memoria de los caídos. La ceremonia se iniciará con la colocación de una ofrenda floral en honor a los fallecidos, seguida de una calle de honor integrada por servidores judiciales que guiarán a los dignatarios hacia la Casa del Florero, donde se llevará a cabo una reflexión sobre la memoria histórica, la dignidad de la justicia y la reconciliación.
El evento concluirá con una ceremonia eucarística en la Catedral Primada de Bogotá, presidida por el nuncio apostólico, monseñor Paolo Rudelli, en la que se pedirá por las víctimas y se recordará la importancia de la justicia en la construcción de un país reconciliado.
El impacto del Holocausto del Palacio de Justicia
La tragedia del Palacio de Justicia ha dejado una marca indeleble en la memoria colectiva del país. Además de la devastación humana, este episodio puso en evidencia la grave crisis de derechos humanos que vivía Colombia en ese momento. El conflicto armado, la violencia del Estado y la presencia de grupos insurgentes como el M-19 contribuyeron a una profunda polarización política y social que aún resuena en la historia reciente del país.
Este aniversario nos recuerda no solo el dolor de los familiares de las víctimas, sino también la importancia de continuar luchando por la verdad, la justicia y la reparación. A pesar de los esfuerzos de los últimos años para esclarecer lo ocurrido y devolver la dignidad a las víctimas, muchos todavía buscan respuestas sobre las circunstancias de la desaparición de varios de los afectados, así como sobre las responsabilidades del Estado en la masacre.
A 39 años de este Holocausto, la memoria colectiva sigue siendo crucial para garantizar que nunca más se repitan hechos tan atroces. La conmemoración de este 8 de noviembre es un paso más en la construcción de un país que no olvida, que reconoce a sus víctimas y que se compromete con la justicia para todos.