Desde el día que llegó la mascota, se incrementó el olvido de todos los familiares, que convivían con la abuela
A la mascota, le compraron pañales desechables de la mejor calidad, le compraron un biberón y le suministraban las mejores leches libres de lactosa, para que no se enfermara. También le compraron una cama cuna especial, y con el tiempo cada vez que crecía la mascota; mejores eran sus cosas.
La mascota creció rápido, la abuela fue cuasi-olvidada,
De vez en cuando era arrastrada sobre su mecedora, cuando se acordaban de ella para cambiarla de lugar.
Una vez la encontraron tostada por el Sol, porque se les había olvidado moverla, mientras estaban en el parque con la mascota.
En otra ocasión, se sintió un olor a excremento horrible en la casa, un olor penetrante y asqueroso.
Llevaron a la mascota a la mejor peluquería, allí fue peluqueada y bañada con los shampoo de las mejores marcas del mercado. Regresaron a casa y el olor continuaba igual. Al fin se percataron, que hacía tres días no le cambiaban el pañal desechable a la abuela.
Semanalmente a la mascota la llevan al pedicurista, al parque, además tiene un cepillo de dientes, sabanas y almohadas nuevas.
La abuela, permanece en los rincones de la casa,
Con sus uñas deformes su cabello largo y su cráneo cargado de liendras y piojos.
Todos se sorprendieron, cuando vieron a la mascota gruñir hacia un rincón. Ese día, encontraron a la abuela en la posición que adoptan los niños para gatear, totalmente desnuda y famélica; ladrando, como una vieja perra olvidada a su suerte.
Guillermo Luis Nieto Molina
