Se trata de una licitación que buscaría mejorar 14 kilómetros de carretera cerca de Barranquilla con un costo de 145.000 millones de pesos.
La Gobernación del Atlántico, bajo la dirección del gobernador Eduardo Verano de la Rosa, ha anunciado un megacontrato de 145.000 millones de pesos para el mejoramiento de la vía Caracolí-Sexta Entrada.
Si bien la iniciativa parece prometedora en términos de desarrollo y conectividad, la elección de los consorcios que compiten por este contrato suscita serias preocupaciones.
Entre las ofertas presentadas se encuentran empresas que están presuntamente vinculadas a personajes infames en la historia de la contratación pública en Colombia, como Emilio Tapia y los primos Nule, condenados por el escándalo del carrusel de la contratación en Bogotá. La participación de estas empresas plantea interrogantes sobre la transparencia y la integridad del proceso, así como sobre la posibilidad de que los errores del pasado se repitan en el presente.
La frase “Estamos camellando para ti”, promovida por Verano de la Rosa a través de un hashtag en sus comunicados, suena más a un intento de desviar la atención de estas preocupaciones que a un verdadero compromiso con una gestión pública responsable. La gobernación parece estar más interesada en la promoción de su imagen que en garantizar que los recursos públicos se manejen de manera ética y eficiente.
Es fundamental que las autoridades competentes realicen una evaluación rigurosa de las empresas que buscan participar en este megacontrato. La historia ha demostrado que la falta de vigilancia y la tolerancia a la corrupción pueden llevar a graves consecuencias, tanto para las finanzas públicas como para el desarrollo de infraestructura que realmente beneficie a la comunidad.
Los ciudadanos del Atlántico merecen saber que sus impuestos no están siendo utilizados para enriquecer a quienes han estado involucrados en prácticas corruptas. La confianza en las instituciones y en la administración pública se construye a partir de decisiones transparentes y de la voluntad de erradicar la corrupción de todos los niveles.
Es hora de que el gobernador Eduardo Verano de la Rosa y su administración se comprometan de manera auténtica con la transparencia y la rendición de cuentas, dejando atrás las sombras del pasado que podrían amenazar el futuro del desarrollo vial en el Atlántico. La conectividad es vital, pero debe construirse sobre bases sólidas de ética y responsabilidad.