En un hecho significativo que resuena en la política colombiana, 18 líderes de las bases del partido Colombia Humana, fundado por el presidente Gustavo Petro, han presentado su renuncia en una carta dirigida al Consejo Nacional Electoral (CNE).
Este acontecimiento refleja una creciente disconformidad con la dirección actual del partido, especialmente tras la reciente elección de la senadora Gloria Flórez como presidenta en la segunda Asamblea Nacional.
Los renunciantes expresan un profundo descontento con las nuevas directivas, describiendo a la Colombia Humana como un “remedo de organización política” y lamentando la “toma hostil” de su dirección por parte de un sector de la bancada parlamentaria. Según su misiva, este cambio ha transformado la esencia del partido, llevándolo a ser un “aparato anacrónico e ineficiente” que contradice los ideales por los que muchos de ellos se unieron.
Los militantes, en un tono emotivo, recalcan que su decisión de renunciar no fue fácil. La carta refleja una conexión intensa con los ideales fundacionales del partido, mencionando la sangre y lágrimas derramadas por los “mártires” de la causa. A pesar de su salida, aseguran que permanecen firmes en sus convicciones, dispuestos a rescatar el legado político de Gustavo Petro y continuar la lucha por sus ideales.
Esta crisis interna pone de manifiesto las tensiones en la Colombia Humana, que enfrenta el reto de consolidar su base mientras lidia con las críticas sobre la gestión de su liderazgo. La nueva dirección, encabezada por Flórez, ha enfatizado la necesidad de unidad y organización, prometiendo conectar más profundamente con la militancia. Sin embargo, el desafío radica en reconstruir la confianza y el sentido de pertenencia que parece haberse erosionado.
Los renunciantes han indicado su intención de formar una nueva organización política y preparar una lista de aspirantes al Congreso para las elecciones de 2026. Este movimiento no solo marca una ruptura con la Colombia Humana, sino que también señala la posibilidad de un nuevo escenario político en el que sus ideales puedan florecer sin las restricciones que consideran impuestas por la actual dirección.
En conclusión, la renuncia de estos líderes podría ser un síntoma de una crisis más profunda en la Colombia Humana, que debe abordar las divisiones internas y las expectativas de sus bases para evitar un mayor debilitamiento.
El futuro del partido y su capacidad para mantenerse relevante en la política colombiana dependerán en gran medida de cómo manejen estas tensiones y de su habilidad para reafirmar su compromiso con los principios que los llevaron a formarse en primer lugar.
