A pesar de que la inflación parece estar bajo control y el mercado laboral muestra signos de fortaleza, con un aumento en los salarios, especialmente para los trabajadores de menor ingreso, el futuro de la economía estadounidense enfrenta desafíos significativos.
Se avecinan cambios profundos que podrían transformar la vida laboral de los estadounidenses de manera similar a lo que ocurrió en las décadas de 1970.
Tres transformaciones clave están en el horizonte: el envejecimiento de la población, el auge de la inteligencia artificial y la reconfiguración de la economía global. Estos factores, aunque han sido visibles durante algún tiempo, están interconectados de maneras que podrían afectar drásticamente el mercado laboral y la estructura económica del país.
Envejecimiento de la Población
La población activa de EE. UU. está envejeciendo a un ritmo sin precedentes. En 2000, había aproximadamente 27 personas mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar; para 2040, esta cifra podría alcanzar 54. Este fenómeno se debe en gran medida a la disminución de la tasa de natalidad y, si la inmigración sigue reduciéndose, el problema solo se agudizará. Muchos empleos en sectores como la industria y la construcción requieren una fuerza física que tiende a disminuir con la edad. A medida que los trabajadores envejecen, la economía podría perder impulso si no se implementan estrategias para adaptarse a esta nueva realidad.
Auge de la Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial (IA) representa una oportunidad y un desafío. Aunque tiene el potencial de automatizar tareas y mejorar la eficiencia, su adopción es aún limitada. Solo el 5% de las empresas de EE. UU. han integrado la IA en sus operaciones hasta ahora. Si no se gestiona adecuadamente, la IA podría llevar a un desempleo masivo si no se complementa con la formación adecuada para los trabajadores. Las lecciones aprendidas de países como Japón y Alemania sugieren que la inversión en tecnología debe ir acompañada de una estrategia robusta de formación laboral.
Reconfiguración de la Economía Global
La era de la globalización rápida parece estar llegando a su fin. La nueva economía podría caracterizarse por un comercio más fragmentado y restricciones arancelarias, lo que podría beneficiar a los trabajadores si se gestionan correctamente las competencias y oportunidades de empleo. Las políticas industriales, como las iniciativas recientes del gobierno de Biden, buscan incentivar la fabricación en EE. UU. y podrían abrir nuevas oportunidades laborales. Sin embargo, la falta de preparación de la fuerza laboral para estas nuevas demandas podría ser un obstáculo significativo.
La Necesidad de una Estrategia Integral
La combinación de estos factores exige una estrategia nacional sólida que no solo aborde la formación y adaptación de los trabajadores, sino que también prepare a las empresas para la integración de nuevas tecnologías. Es fundamental que las políticas educativas y laborales evolucionen para satisfacer las demandas emergentes del mercado laboral.
El desinterés mostrado por los principales actores políticos en estos temas críticos es preocupante. Sin una atención adecuada a estos cambios, la economía estadounidense podría enfrentar una crisis laboral más profunda, con empleos bien remunerados en riesgo de desaparecer y una creciente desigualdad salarial.
Los próximos cinco a diez años serán cruciales para determinar cómo EE. UU. responderá a estos desafíos. Si se gestionan adecuadamente, podrían surgir oportunidades significativas para mejorar la productividad y el bienestar de la fuerza laboral. Sin embargo, la falta de preparación y la inacción política podrían resultar en una economía menos dinámica y en una mayor precariedad laboral. La clave estará en cómo los líderes políticos y empresariales aborden estas cuestiones y preparen a la población para un futuro incierto pero lleno de potencial.
Daron Acemoglu, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts y galardonado con el Premio Nobel de Economía en 2024, advierte que la atención a estos temas es más importante que las discusiones actuales sobre inflación y precios. Sin un enfoque proactivo, EE. UU. podría estar en un camino hacia un futuro laboral sombrío.