La urbanización Las Gardenias, inaugurada en 2015 bajo la promesa de ofrecer refugio a miles de personas desplazadas y damnificadas por desastres naturales, se ha convertido en un ejemplo desolador de cómo un entorno diseñado para la paz puede transformarse en un foco de violencia. A más de una década de su construcción, la situación actual revela un deterioro alarmante de la seguridad y el bienestar social.
Un Proyecto con Intenciones Nobles
En octubre de 2012, el entonces ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, colocó la primera piedra de lo que se presentaba como una solución habitacional para 1,628 familias. La urbanización, compuesta por 10 conjuntos y 4,080 apartamentos, tenía el objetivo de generar un espacio de convivencia y reconstrucción social. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que la integración de comunidades con trasfondos tan diversos ha resultado en conflictos y tensiones crecientes.
De la Promesa a la Realidad: La Voz de los Habitantes
Jesús Antonio Lázaro Salcedo, líder social de Las Gardenias, destaca que en sus inicios la comunidad contaba con un robusto acompañamiento institucional. No obstante, este apoyo se desvaneció con el tiempo, coincidiendo con la llegada de nuevos residentes provenientes de diversas áreas y con distintos antecedentes sociales. «La falta de control y el abandono institucional han exacerbado los problemas de convivencia», afirma Salcedo, aludiendo a la complejidad de integrar a personas con experiencias y costumbres tan disímiles.
La llegada de nuevos inquilinos durante la pandemia de COVID-19, quienes rentaban sin conocimiento de las normas de convivencia, ha multiplicado los problemas de inseguridad. Esta situación ha generado un entorno donde la violencia, el microtráfico y el enfrentamiento entre bandas delictivas se han vuelto moneda corriente.
Microtráfico y Conflictos Territoriales
El periodo más crítico para Las Gardenias se dio entre 2019 y 2021, cuando el microtráfico comenzó a florecer en el área. Salcedo observa que las pandillas se han arraigado, creando un clima de temor que afecta a los habitantes. «La violencia se intensificó cuando los grupos criminales comenzaron a pelear por el control del territorio», detalla.
A pesar de los esfuerzos de los líderes comunitarios por establecer un plan de acción y mejorar la situación, la falta de apoyo institucional ha dejado a la comunidad a merced de la criminalidad. «Hemos sido amenazados y atacados por intentar tomar el control de la situación», menciona Salcedo, resaltando el riesgo que enfrentan quienes buscan fomentar un ambiente pacífico.
Testimonios de Inseguridad
La voz de quienes han vivido en Las Gardenias añade una capa adicional a la crisis. Un exhabitante, que prefirió mantenerse en el anonimato, describe su experiencia de extorsión diaria y la constante amenaza de la violencia. «Era imposible vivir allí. La incertidumbre era total; siempre había un riesgo de balaceras», relata, evidenciando la descomposición social en la que ha caído la urbanización.
La Respuesta de las Autoridades
Recientemente, los enfrentamientos entre la comunidad y la Policía han resaltado la tensión en Las Gardenias. En un operativo reciente, la Policía se vio obligada a solicitar refuerzos debido a la resistencia de los residentes. El Coronel Dave Figueroa, Comandante Operativo de la Mebar, confirmó la situación, señalando que se logró la captura de un individuo por porte ilegal de arma, pero que la violencia comunitaria complica la intervención efectiva.
¿Un Futuro en la Oscuridad?
Con un número creciente de enfrentamientos y la falta de un plan integral por parte de las autoridades, la pregunta persiste: ¿puede Las Gardenias recuperarse de esta espiral de violencia? La comunidad, ahora compuesta por unas 30,000 familias, sigue en la lucha por la paz y la estabilidad que en un principio se prometió.
En conclusión, Las Gardenias, que alguna vez fue un símbolo de esperanza, enfrenta la dura realidad de ser un «territorio en disputa», donde la seguridad y la convivencia armónica parecen un lejano recuerdo. La experiencia de esta urbanización sirve como una advertencia sobre la importancia de un enfoque sostenido y multidimensional en la construcción de comunidades seguras y cohesionadas.