Manuel Octavio Bermúdez, conocido como “el monstruo de los cañaduzales”, fue una de las víctimas de la emboscada perpetrada por disidencias de las FARC en la vía Panamericana, en el sector de El Pescador, Caloto, Cauca. El ataque, que dejó un saldo trágico de dos funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y otro recluso muertos, así como seis heridos, fue confirmado por el mismo organismo.
La emboscada fue ejecutada por la estructura Dagoberto Ramos, leales a alias Iván Mordisco, quienes despojaron a los guardias de sus armas y otros elementos de valor. Bermúdez, que estaba siendo trasladado de la cárcel de Popayán a la de Palmira, purgaba una condena por la violación y asesinato de al menos 34 niños y niñas durante la década de 1990.
Bermúdez, capturado en 2003, recibió un trato preferencial que redujo su condena de 40 a 25 años a cambio de información sobre los restos de sus víctimas. Su notoriedad lo hizo comparable a otros criminales seriales, pero con un número aún mayor de víctimas.
El criminal había sido liberado temporalmente en un asalto a la cárcel San Isidro por un grupo de las extintas FARC en 1998, pero fue recapturado poco después. Su historia es un trágico recordatorio de los horrores del abuso infantil y la violencia que ha azotado a Colombia.
El ataque que le costó la vida, ocurrido en la madrugada de hoy, añade una nueva capa de complejidad a la lucha contra el crimen organizado y la violencia en el país. Las autoridades continúan investigando el incidente y buscando garantizar la seguridad en las vías y centros penitenciarios.