Jennifer Paola Ortega Vega, una mujer de 33 años, fue hallada asfixiada y envuelta en una sábana debajo de su cama en su hogar en Repelón, Atlántico. Su esposo, Alfonso Gómez, es el principal sospechoso del crimen y, tras el asesinato, mantuvo la calma durante la noche, incluso tomando café con su suegra al amanecer para despistar a la familia de la víctima.
Según Yulieth Ortega, hermana de Jennifer, Gómez alegó que había llevado a su esposa a la estación de buses para que viajara a su trabajo en Barranquilla. Sin embargo, testigos relatan que lo vieron llegar a la estación y luego regresar, lo que plantea dudas sobre sus intenciones. Además, Gómez habría pedido dinero a la madre de Jennifer para «echarle combustible a la moto», lo que aumenta la sospecha sobre su culpabilidad.
El descubrimiento del crimen se produjo cuando el padre de Jennifer, preocupado por su ausencia, ingresó a la vivienda por una ventana. La familia ha revelado que Jennifer sufría maltrato por parte de su esposo, un ciclo de violencia que ella había intentado romper sin éxito.
«Mi hermana vivió en silencio el maltrato. Intentó alejarse, pero él era muy dominante», lamentó Yulieth. Las autoridades han sido criticadas por su manejo del caso, ya que el cuerpo de Jennifer fue trasladado a Medicina Legal 24 horas después de ser encontrado, lo que ha generado preocupación en la familia sobre el proceso de investigación.
Actualmente, se espera que se tomen las acciones necesarias para que se emita una orden de captura contra Alfonso Gómez, quien se cree que se encuentra escondido en fincas cercanas al municipio. La familia de Jennifer clama por justicia en un caso que resalta la grave problemática de la violencia de género en la región.