Por David Awad V.
Igor Stravinsky (1882-1971) fue un compositor ruso, célebre por sus ballets icónicos como ‘El pájaro de fuego’, ‘Petrushka’ y la revolucionaria ‘La consagración de la primavera’. Su legado se extiende por Suiza, Francia y Estados Unidos, donde su innovador enfoque rítmico y el uso de la disonancia lo consagraron como una de las figuras más influyentes de la música del siglo XX.
Nacido el 17 de junio de 1882 en Oranienbaum, cerca de San Petersburgo, Stravinsky creció en un entorno musical; su padre era un destacado cantante de ópera. Desde temprana edad mostró talento, estudiando piano y posteriormente recibiendo clases del famoso compositor Nikolái Rimski-Kórsakov. Aunque Stravinsky nunca asistió a una escuela de música formal, su educación con Rimski-Kórsakov influyó significativamente en su desarrollo musical. Sus primeras composiciones, como ‘Feu d’artifice’, comenzaron a captar la atención en la escena musical rusa.
El éxito en el ballet
El primer gran logro de Stravinsky llegó a través del empresario Serguéi Diáguilev, quien lo encargó para crear un ballet para los Ballets Rusos. ‘El pájaro de fuego’, estrenado en 1910, fue un éxito rotundo. Esta obra, basada en un cuento popular ruso, se destacó por su uso innovador del xilófono y por ser una de las piezas más representadas de Stravinsky.
La colaboración con Diáguilev continuó con ‘Petrushka’, un ballet que exploraba la vida de un muñeco en un carnaval ruso. Estrenado en 1911, también fue un gran éxito y permitió a Stravinsky ampliar su alcance musical.
La revolución de la consagración de la primavera
En 1913, Stravinsky presentó ‘La consagración de la primavera’, una obra que desafió las normas musicales de la época. Su narrativa, centrada en un rito de fertilidad que culmina en el sacrificio de una virgen, provocó un escándalo en su estreno debido a su partitura innovadora y disonante, así como a la coreografía provocativa de Vaslav Nijinsky. A pesar de la reacción inicial de conmoción, la obra fue reconocida como una de las más revolucionarias del siglo.
El crítico musical P. Griffiths destacó que la obra rompió con el pulso regular que había dominado la música occidental, introduciendo ritmos angulares y cambios métricos inesperados. Este enfoque rítmico innovador y la prominencia de la percusión redefinieron la música clásica.
Evolución y nuevas direcciones
Tras la Primera Guerra Mundial, Stravinsky se trasladó a Suiza y continuó su carrera, experimentando con nuevas formas y estilos. Composiciones como ‘Historia de un soldado’ y ‘Pulcinella’ mostraron su interés por el teatro musical y la música de cámara.
En la década de 1920, Stravinsky adoptó un enfoque neoclásico, reelaborando obras de compositores del pasado. Su ‘Sinfonía de los Salmos’ (1930) y el ‘Concierto para violín’ (1931) son ejemplos de su capacidad para fusionar lo antiguo y lo moderno.
‘Vida en Estados Unidos’
En 1939, tras la muerte de varios miembros de su familia, Stravinsky se mudó a Estados Unidos, donde se estableció en Los Ángeles. A pesar de las dificultades económicas, continuó produciendo obras importantes como ‘Jeu des cartes’ y ‘El progreso del libertino’. Su obra ‘Canticum sacrum’ (1956) marcó un regreso a la música religiosa, un tema que lo acompañó hasta el final de su carrera.
Legado
Stravinsky murió el 6 de abril de 1971 en Nueva York y fue enterrado en Venecia. Su influencia perdura en la música contemporánea, habiendo dejado un impacto indeleble en compositores como Aaron Copland y Manuel de Falla. Su obra ‘La consagración de la primavera’ es considerada una de las más importantes y transformadoras del siglo XX, revolucionando la forma en que se percibe la música.
Stravinsky es recordado no solo como un compositor que reinventó su estilo a lo largo de su vida, sino como un innovador que desafió y expandió los límites de la música clásica. Su legado sigue inspirando a generaciones de músicos y compositores en todo el mundo.