El cambio y el partido único – Parte 2

Por Ulises Redondo Cienfuegos

El resultado de estas sectas de intelectuales de la izquierda legal las condujo a ser lo que le criticaban al establecimiento: reaccionarias, fasistoides, autoritarias. Por esta razón nunca se dio la unión. No la unidad entendida como entidad “indivisible” y por tanto uniforme. Unión entendida como juntanza de organizaciones que convergen en consensos mayoritarios, aunque haya disensos menores.

La formación de organizaciones político militares: FAR-EP, ELN, EPL, no tardaron en convertirse en “castas”  armadas y consolidar su poder en el fetichismo de las armas, creyendo que el poder destructivo de éstas es suficiente para acceder al poder.

Otro error, que se propagó al interior de esas organizaciones armadas fue el culto a la personalidad, consistente en creer que los líderes de la izquierda legal y de la guerrilla eran mesías.

Practicaron el dogmatismo. Creían en verdades absolutas e incuestionables. Así por ejemplo se creyó que las teorías sociales de Marx eran irrefutables, cayendo en un escolasticismo, en oposición a la misma dialéctica. Si somos dialécticos, a la dialéctica también le corresponde una crítica dialéctica. Si consideramos estos aspectos, los dirigentes de izquierda han sido sin proponérselo contrarrevolucionarios, en lo conductual ético.

La historia es multidireccional y en consecuencia los cambios dentro de la sociedad, también. De igual manera movimientos políticos y sociales, se organizan multidireccionalmente. La Organización debe ser en todas las direcciones y con todas las direcciones, contrario a la ideología del orden. En esto, tradicionalmente ha habido un error, se entiende por orden la universalidad y por consiguiente la uniformidad y la unanimidad. Las decisiones son tomadas de manera unánimemente políticas.

Las organizaciones sociales tienen una autonomía propia de su dinamismo, pero también interactúan con el espectro político y aunque son de carácter eminentemente social, también tienen sus direcciones políticas. Pero lo que es producido como práctica de ese error, es que los movimientos sociales son cooptados dentro de una misma organización política, con una sola dirección política (dirigencia política). Nuevamente las diferencias, la heterogeneidad (los movimientos sociales, las partes) son tomadas como sumatoria mecánica del todo, inhibiendo la interrelación horizontal, no unilateral, no uniforme.

Aun dentro de cada diversidad hay diversidades. La comprensión de la historia, según Marx, esta basada en el hecho de que los hombres son “autores, y actores de su historia”. En la sociedad, lo concreto es la diversidad de historias individuales. Valga recordar que Marx no se refirió nunca al materialismo histórico o materialismo dialéctico, sino a su propio método dialéctico, una síntesis entre humanismo y naturalismo.

El estallido social mostró esa diversidad de historias individuales. Lo que para unos era lucha contra el hambre, contra la corrupción, para otros representaba lucha por la democracia, por reforma agraria, por oportunidades de empleo y estudio, por respeto a la diversidad étnica, por el libre desarrollo de las artes, por la libertad de derechos sexuales, etc. Aunque todas esas reclamaciones pueden cruzar transversalmente a otros. Lo que la organización política alternativa no puede perder de vista es la justa reclamación de esos derechos que parecen diluirse cuando se pasa a la política electoral y de esta al gobierno, como si una parte (dirigencia política) fuera mas importante que el todo como proyecto o como si se interpretara que el todo es política electoral y ascenso burocrático, por elección o nombramiento, de la dirigencia política de vanguardia. La exclusión queda una vez más en evidencia porque no contempla la interacción entre las partes y el todo.

Sobre los impulsos humanos, Marx diferenció los impulsos constantes o “fijos”, “que existen en todas las circunstancias y que pueden ser modificados por las condiciones sociales sólo por lo que se refiere a la forma y la dirección”, y los impulsos “relativos”, que “deben su origen sólo a determinado tipo de organización social”.

Marx suponía que el sexo y el hambre caían en la categoría de los impulsos “fijos”, pero nunca se le ocurrió considerar el impulso por obtener sólo dinero como un impulso constante.

Se creyó que el sujeto histórico de la revolución era el obrero, y se excluía a los no asalariados, pero no se pensó que el trabajo vivo es primero que la industria y la agricultura y que los hombres seguirán trabajando aunque estén excluidos del sistema laboral, pero que además el trueque fue primero que el intercambio de mercancías por dinero, la más sublime de las mercancías. Que los no asalariados, pequeños y medianos emprendedores reclamarán su derecho dentro de la economía informal, que donde se vulnere un derecho habrá organización y lucha y que la corrupción pública y privada es la negación de todos los derechos porque sustrae recursos que otros necesitan y al hacerlo provoca escasez de recursos para la producción, ampliación y reproducción de la vida y se niega la vida se niegan todos los derechos.

Diferenciemos, entonces, al partido único como concreción de los partidos y movimientos políticos que tienen personería lo cual podría ser un buen logro, y a los movimientos sociales sin personería, pero que son vitales en el tejido social y en la construcción de un gran y amplio proyecto nacional alternativo y por lo tanto deben participar en la dirección y toma de decisiones políticas. Cómo juntar esas dos realidades es una ardua tarea que requiere mucha inteligencia, experiencia organizativa y sensatez, sobre todo cuando el Pacto Histórico viene de una contundente derrota en las elecciones territoriales 2023.

Creo que un frente amplio político-social con multiplicidad de direcciones  (dirigentes por movimientos sociales) sería lo ideal. Una dirección colegiada, no exclusivamente de esencia política. En el entendido que los movimientos sociales como partes  constituyentes de la sociedad civil, hacen tránsito, se mueven, entre el Estado y el poder político gubernamental, afectándolos negativa o positivamente y siendo afectados por aquellos. Considero como exhortación que el llamado a construir democracia debe pasar por el derecho que tienen las organizaciones sociales que hacen parte de los territorios excluidos a participar directamente, con voz y voto, dentro de un amplio frente político-social alternativo conformado, además de las expresiones políticas, por la Asociación Nacional de Usuarios campesinos y otras, centrales sindicales, magisterio, organizaciones de ex guerrilleros desmovilizados, víctimas del conflicto armado, organización de madres de desaparecidos, movimiento feminista o contra la violencia de género, movimiento ambientalista, asociación de defensores de derechos humanos, asociaciones cívicas, Juntas de Acción Comunal, asociación de pequeños y medianos empresarios, asociación de luchadores por la vivienda, negritudes o afrodescendientes organizados, minga indígena, asociación de periodistas alternativos e independientes, asociación de profesionales por especialidad, asociación de escritores, organizaciones culturales, musicales y folclóricas, ligas del deporte aficionado, asociación de vendedores estacionarios, organizaciones de pensionados, juventudes, estudiantes universitarios organizados, LGTBI, asociaciones de usuarios de los servicios públicos, asociación de taxistas y mototaxistas, entre otros, lo más amplio, diverso y real de los territorios y del país, y en lo sucesivo el derecho a ser tenidos en cuenta, en la conformación de las listas que se inscribirán para los debates electorales de senado y cámara 2026. No por competencia individual y desleal, empañada por la preferencia de amigos y compadres. El Partido Colombia Humana o el partido único que se fragüe podría hacer una convocatoria de este tipo, respetando la autonomía de las organizaciones sociales. En su defecto, cualquiera de estas organizaciones o movimientos sociales, las más fuertes y con mayores y mejores relaciones con otras, podrían empezar ha hacer acercamientos y nombrar una coordinadora provisional del frente amplio social, regional o nacional. Alguien tiene que representar políticamente a esos bastos sectores y, ¿quién mejor que sus propios dirigentes de sus propios territorios? Los mecanismos para participar en los procesos electorales podría ser a través de la inscripción de firmas ante la Registraduría o agruparse en torno a la personería de alguna de estas organizaciones. “O inventamos o erramos”, dijo Simón Rodríguez el tutor de Simón Bolívar. Yo agregaría: o creamos o involucionamos.

Ahora que el presidente Petro habla del poder constituyente, y de la inclusión de los territorios para alcanzar la paz, es el momento oportuno para llamar a los movimientos sociales e incluirlos dentro de un frente amplio social. De lo contrario se entendería que lo piensa el presidente Petro no es congruente con las decisiones de la dirección política del Pacto Historico y esa es una mala señal. Ojalá la constituyente no sea un albur. Ojalá los movimientos sociales no sean cosificados dentro de un único partido político.

La concreción del partido único o el desarrollo del partido Colombia Humana son válidos, como expresión de los sectores alternativos eminentemente políticos. En conclusión tendríamos al partido único político y a los movimientos sociales convergiendo en unión por propósitos comunes.

Fuentes consultadas:

Richard Levins y Richard Lewontin. El biólogo dialéctico. Ediciones ryr 2015, Buenos Aires-Argentina.

Erich Fromm. Marx y su concepto del hombre. Fondo de Cultura Económica, México. Primera edición en español, 1962.

Antonio García Nossa. Ediciones Plaza & Janes, 1887, Colombia.