En el corregimiento de Guaimaro, Magdalena, se vive una situación crítica. El alcalde, quien desde los 10 años ha aprendido a convivir con el río Magdalena y lo conoce como la palma de su mano, enfrenta hoy un desafío monumental con el fenómeno de La Niña.
A pesar de los trabajos que se adelantan, no es suficiente para enfrentar la emergencia. Para esta situación se requiere de maquinaria pesada como retroexcavadoras, motobombas, vibrocompactadoras, volquetes, cargadores, motoniveladoras y un planchón con un martinete.
Lamentablemente, solo se dispone de un tractor obsoleto. Esta carencia no solo afecta a Guaimaro, sino también a otros siete municipios de la costa ribereña que se encuentran en la misma situación.
Es crucial recibir el apoyo del gobierno, encabezado por el doctor Carrillo, director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, así como el respaldo de Invías y el Ministerio de Transporte.
Con los niveles actuales del río Magdalena, en un mes podría desaparecer. Esta tragedia está anunciada, ya que si se fractura un dique o jarillón, el desastre sería tres veces peor que lo ocurrido en 2011 en el Dique y lo que actualmente vive Caregato. En esta región, la profundidad del río Magdalena alcanza entre 20 y 30 metros a solo tres metros de la orilla, lo que agrava aún más la situación.
El alcalde y la comunidad hace un llamado urgente a trabajar unidos por la región.
