Viaje a través del tiempo: Construcción del Ferrocarril en el Magdalena

En un viaje a través de los recuerdos, nos sumergimos en la narrativa fascinante de cómo era nuestra zona durante la construcción del ferrocarril.

Este hermoso relato nos transporta a una época pasada, ofreciendo una visión detallada de los paisajes, las comunidades y los desafíos que enfrentaron aquellos que dieron forma a la infraestructura que hoy conocemos.

El camino, al salir de Santa Marta, nos guía a través de un valle fértil, casi horizontal, cultivado con esmero. Las pequeñas propiedades a lo largo de la vía exhiben una diversidad de cultivos, desde caña de azúcar hasta cacao, café, yuca y plátanos.

El relato destaca la riqueza de la tierra y la variedad de cosechas que florecían a ambos lados de la línea ferroviaria.

A medida que avanzamos, cruzamos el río Manzanares y el río Gaira mediante puentes que hoy son testigos silentes de aquella hazaña.

El relato nos lleva por bosques frondosos y colinas, deteniéndose en puentes emblemáticos como el de la quebrada “Don Jaca” y “El Doctor”, cada uno con su propia historia tallada en la memoria del paisaje.

Entre Santa Marta y Gaira, la topografía se vuelve un desafío, con pendientes pronunciadas y curvas desafiantes. Sin embargo, los constructores superaron estos obstáculos, dejándonos una línea ferroviaria que se convirtió en la columna vertebral del desarrollo regional.

A medida que avanzamos por la llanura entre la Sierra Nevada y la Ciénaga Grande, la narrativa destaca la riqueza del suelo y las oportunidades agrícolas que surgieron.

Las plantaciones de cacao, plátano y otros cultivos se convirtieron en una fuente invaluable de recursos para las comunidades locales.

El relato revela el esfuerzo titánico para atravesar terrenos quebrados y cómo los constructores idearon soluciones creativas, como puentes de hierro sobre las quebradas “Papares” y “El Doctor”.

La narrativa nos lleva por la hacienda de Papares y los campos de Río Frío, resaltando la producción de plátanos, cacao y otros cultivos de exportación.

La travesía culmina en Ciénaga y Río Frío, donde se destacan los extensos cultivos y la prosperidad de la región. Este capítulo de la historia refleja la determinación y visión de aquellos que construyeron el ferrocarril, abriendo puertas a la exportación y transformando la economía regional.

Este relato no solo nos ofrece una visión detallada de la construcción del ferrocarril, sino que también nos invita a reflexionar sobre el valor incalculable de la tierra y la visión de desarrollo que impulsó a nuestros antepasados.

A través de estas palabras, revivimos una era llena de desafíos, logros y el legado duradero de aquellos pioneros que allanaron el camino para las generaciones futuras.