A veces se necesita tan solo un instante para apreciar lo bello de la naturaleza. Cómo este músculo del mar cuando se revienta contra la piedra y baña al curioso y perfeccionista fotógrafo.
Al fondo, el infinito celeste que contrasta con diferentes sistemas montañosas con una llanura verde y ocre salpicada de pequeñas colinas que alcanzan entre los 200 y los 550 metros y colores similares a las rocas de tonos arena, café, gris, crema y negro; estas piedras que, sin vida, han dado existencia a un sentimiento nostálgico y de añoranza cuando topan con las olas agresivas que vienen del profundo mar.
Pasión por el instante, pasión por la perfección, pasión por la vida, pasión por el mar, las piedras y el Caribe. Pasión por el romanticismo.
Golpe de ola
A la piedra
En mediodía
Y se revienta…
La ola y su forma
Forjando, melodía
En el aire azul….
Golpe de ola
De agua y de sal
A vieja piedra
Y suelo recordar
En playa del olvido
Cuando los dos,
Besos nos dimos.
Ahora las huellas fueron borradas por la orilla que muere en la arena…¿Será que nuestro amor murió? Quizás está en este cálido lugar, en medio de azules cangrejos, verdolagas, corales, trinitarias y pescadores.
Beso de ola
Estallido natural
Analogía rosa…
Y rauda sigue
La misma vida
Efímera, fugaz.
Y hoy se escribe
Sin punto final.
Así pasan los días en medio de un recuerdo que llevo marcado en mi pensamiento. Mientras diviso que la tarde acolita mi sentir, dibujando en el cielo, tonalidades fuertes y frías. Y cuando se acerca la noche a borrar el collage de pasar de un encendido amarillo a un rojo vivo y alegre salmón, para luego, gris, lila morado y al final, turquí pero el mar sigue con su fuerte e intimidante rugido cuando las olas se acercan a las orillas… Y nuevamente se dan los golpes de olas.