El Rodadero, uno de los destinos turísticos más populares de Santa Marta, ha sido afectado por el caos y la informalidad durante la temporada vacacional.
La proliferación de vendedores ambulantes y prestadores de servicios piratas ha generado malestar entre los comerciantes formales y los turistas.
A pesar de ser un destino muy visitado, las ventas en El Rodadero han decepcionado a los establecimientos formales debido a la competencia desleal de los trabajadores informales, quienes ofrecen productos a precios más bajos al no incurrir en costos como alquileres, servicios e impuestos.
La invasión de vendedores ambulantes se ha extendido por las playas, el camellón y las calles, a pesar de los esfuerzos de las autoridades locales por controlar la situación.
Los turistas también han expresado su molestia por la cantidad de vendedores que los acosan mientras intentan disfrutar del mar.
Aunque se han realizado operativos para incautar puestos de comida y artículos ilegales, la estrategia implementada hasta ahora no ha sido suficiente para frenar el mercado informal que se ha apoderado de El Rodadero, afectando la imagen, el espacio público y la movilidad en la zona.
