LA MAQUINA IA ¿El inicio de una nueva civilización?

Ulises Redondo Cienfuegos

Por Ulises Redondo Cienfuegos

Ahora que la inteligencia artificial está aportas de iniciar su reinado, se va quedando sin soporte teórico la filosofía y dentro de esta la cosmogonía. Y va quedando sin piso ideológico el mundo tal cual lo conocemos. Quedará demostrado que el paradigma civilizatorio occidental u oriental son un errores y que del error pasamos a la mentira institucionalizada y al horror generalizado.

La inteligencia artificial y su lenguaje matemático hace cálculos, cuantifica objetivamente, emplea la lógica, esa de la que tanto nos ufanamos los humanos. La inteligencia artificial no tiene ética ni moral ni sentimientos.

La filosofía no resuelve problemas, solo los plantea. Especula. La teología si que menos. La teología explica sobre un Dios que no conoce ni el más erudito de los teólogos. Sobre la inmortalidad del alma, o la vida eterna, y su ascenso a los confines del cielo, como si alguien hubiese muerto y regresado al plano material para referirnos su experiencia en el plano espiritual. Dizque bienaventurado los pobres porque de ellos será el Reino de los cielos. Yo me imagino que un reino es para los reyes ahí no entran los plebes ni la gentuza.

Las únicas que resuelven problemas son la ciencia y la tecnología. Las ciencias exactas: las ciencias físicas, matemáticas, la química, las ciencias de la salud, la astrofísica, la biología, la geología, las ingenierías, la astronomía, etc.

La política es un arte no una ciencia y como arte no resuelve problemas, excepto una estratagema militar que le permita ganar una guerra, pero antes la ciencia habrá investigado los componentes químicos y biológicos más letales y la tecnología habrá suministrado la aplicación desarrollando armas poderosas, como lo han hecho siempre. Los políticos solo ejecutan presupuestos, algunos para el bienestar de la comunidad la mayoría para su propio bienestar.

Aunque los agentes político en algo han evolucionado, en esencia siguen siendo los mismo: los que hacen los mandados y se quedan con los vueltos. Y todos pertenecen a una misma familia que defiende sus privilegios, sus intereses a ultranza. No existe estado de derecho ni separación de poderes. Aunque no son familias de sangre lo son por negocios. Los magistrados, fiscales, jueces, congresistas más el poder ejecutivo pertenecen a la familia del contubernio.

Los políticos jefes son intermediarios financieros entre el Estado y los contratistas que hacen las obras civiles, los proveedores de insumos, y demás. En una obra civil, la ingeniería hace los estudios de suelo los cálculos, pero antes, la química produce el cemento y explica cuantitativamente cuál es el de mejor calidad. En una obra civil el político da la orden de pegar el ladrillo, no sabe cómo se pega ni el tipo de mezcla usado para pegarlos. Luego, ¿qué resuelve el político? Ordena el presupuesto, pone o quita unos dineros que no son de él, pero que dispone a su arbitrio, para que los “utilicen” aquí, allá o acullá y todo su sequito le obedece a pie juntillas, porque aunque mande sin saber mandar es el “dueño” de la chequera.

La inteligencia artificial hará de la política un “arte” obsoleto y nos enseñará a repudiarla como experiencia perversa. Los “lideres” políticos renuentes serán eliminados físicamente y el resto serán recluido en manicomios de máxima seguridad.

La inteligencia artificial no tiene moral. No sabe del bien o el mal. Solo hace cálculos matemáticos y elige cual es la solución lógica. La maquina (inteligencia artificial conectada a la red) no siente, característica peculiar en el reino animal y especialmente en los humanos. Es cierto, el dolor es un instinto de sobrevivencia, sin el hubiese perecido la humanidad pero a pesar de millones de años de evolución el cerebro humano permanece en obra negra. La evolución de la materia nos jugo una broma pesada al programar erróneamente en el cerebro la autodestrucción humana. ¡De todas maneras el cerebro no será el que nos salve de la extinción!

Para la maquina no es lógico impactar una bomba nuclear en cualquier lugar del planeta porque sabe las reacciones que podría haber en su contra: otra maquina con los símbolos de otra bandera podría estar planeando lo mismo. Sabe que puede “morir”. Pero un líder político mundial que se cree Dios o Demonio, no calcula los daños colaterales, no obstante “calcula” el riego personal para él y su familia. Hace trampa, no juega limpio. Para resguardarse ha construido búnkeres antinucleares que permitirían pasar un larga temporada bajo la tierra y sobrevivir al apocalipsis. Ya existe un medicamento contra la radiación denominado Nplate. La maquina inteligente no calcula la trampa porque no está dentro de su lógica. Es “honesta”. En cierta forma es “cobarde” y la cobardía mesurada para no causar daños irreparables está dentro de su lógica, contrario al hombre, temerario por naturaleza. La trampa es un señuelo utilizado por el hombre para la cacería en la época de las cavernas. La maquina no conoce de trampas no tiene dentro de su código el señuelo porque no fue cavernaria. No sabe de paquetes chilenos ni de falsos positivos, ni de agro ingreso seguro, ni del incumplimiento tramposo de los acuerdos de paz, tampoco sabe de la mamá de Duque recibiendo bienes de la Sociedad de Activos Especiales.

A lo sumo la maquina elimina objetivos peligrosos que se interponen a su lógica sin discriminar si son locos políticos, locos corruptos, locos criminales, locos pedófilos, locos pederastas, locos feminicidas, locos proxenetas, basura “humana” en general, etc., o cosas e instituciones inservibles, “elefantes blancos”, etc. La maquina no sufre de odios políticos ni personales. Si decide eliminar a Barboza, a Cabello, a Pastrana, a N.H.Martinez o a “Vicky” sólo será por que se interpone a su lógica.

Esperen un tantico no más, dentro de 500 o mil años, para que vean a la maquina imponiendo su reinado: la nueva civilización.