Ciudades inteligentes: ¿En búsqueda del Paraíso?

Por Ulises Redondo Cienfuegos

Estamos llegando a los tiempos en los cuales los que tienen el poder del dinero pueden tomar todas las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales en el mundo sin que nada ni nadie se lo impida.

Es un poder inconmensurable e incontrolable en manos de híper mega ricos. Son ingenuos quienes pretenden que la Constitución, las leyes y los tratados internacionales puedan controlarlos pretendiendo una ilusoria democracia. No, lo que se está imponiendo es la plutocracia. La ONU, OMS, OMC y demás organismos mundiales están llegando a un triste final de impotencia para resolver los problemas del mundo. El Tribunal Internacional de Justicia es una caricatura si observamos la decisión tomada en relación al genocidio cometido por Israel en Gaza contra el pueblo palestino. El TIJ exige medidas cautelares para detener el genocidio pero no pide un alto al fuego. ¡El poder del dinero ya es ley!

Me imagino un futuro en que los híper mega ricos diseñen un mundo exclusivamente para ellos. Sin población excedente, sin pobres. Casi la mitad de la población mundial vive actualmente en ciudades, y para el año 2050 se prevé que aumente a 75%. Ha llegado el momento, diseñar entornos urbanos más inteligentes. Las smart cities pondrán a su disposición las tecnologías de la comunicación, en búsqueda de un desarrollo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Las ciudades inteligentes serán las más ecológicas y conectadas a la red. El “internet de las cosas“, de objetos físicos (o grupos de estos) con sensores y capacidad de conectarse entre sí y ser inteligentes, será crucial.

La inteligencia artificial jugaría un rol preponderante al igual que la nanotecnología. Las ciudades serían pequeñas, como aldeas urbanas inteligentes. El resto del inmobiliario urbano habrá que destruirlo para sembrar inmensas zonas verdes, bosques con arboles frondosos, y abundante agua en lugar de mares de concreto.

La gestión del agua llevaría a que esta sería reutilizable y tratable, ya sea de lluvia, aguas grises o simplemente agua desechada. Sin miles de millones de personas, bajarán ostensiblemente los niveles de consumismo, los ríos, mares y demás cuerpos de agua se podrían descontaminar y mantener su limpieza garantizando agua potable para el consumo humano. No habría toneladas de desechos solidos y su disposición final sería una broma. Cada año se producen entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos solidos en todo el mundo, de los cuales entre 300 y 500 millones son residuos peligrosos, es decir, tóxicos, inflamables, explosivos, corrosivos o con riesgo biológico.

Las ciudades inteligentes serían neutrales en carbono gracias a una amplia red de generadores solares y eólicos. Al quedar obsoleto la quema de combustible fósil en fábricas, sistemas de transporte masivo, coches y aviones, el aire sería más limpio, sin contaminación por CO2 que impacta actualmente en el calentamiento global y los cambios climáticos. Llegará el carro volador.

Desaparecerán los cuerpos armados policivos para controlar el crimen y no habrá necesidad de ejércitos que controlen fronteras o estén dispuestos para la guerra. En algunas ciudades de China ya controlan a quien va por la calle, saben en todo momento quién eres. Si hay un indicio de que se ha cometido un crimen o robo, enseguida lo pueden detectar e identificar a los culpables. La seguridad es muy importante y con inteligencia artificial, sensores y cámaras, se puede avanzar mucho.
Los robot y los drones completarían la tarea en caso de un brote de violencia que amenace el orden en las smart cities.

El mundo de las noticias políticas radiales y televisivas desaparecería al desaparecer el ejercicio de la política y los actores políticos. El mundo de las noticias se centraría más en la ciencia y la tecnología a través de redes sociales. Los periodistas tendrían que especializarse en estos temas o los científicos y tecnólogos los remplazarían haciendo las veces de periodistas. Los científicos seguirán haciendo las investigaciones pero los híper mega ricos las financiarán y decidirán la utilidad de la investigación en términos de negocio. En eso no habrá cambios sustanciales.

Una sola moneda. Un mundo sin ideologías por ausencia de la lucha de clases. Un mundo pacífico. Un mundo sin Estados. La teoría marxista sobre la desaparición del Estado en la fase superior del socialismo: el comunismo y, la teoría de los anarquistas sobre el mismo tema con la diferencia del autocontrol ciudadano no se aplicarían, en su lugar la empresa reemplazara al Estado, porque las políticas administrativas de la empresas son eficientes y con disciplina. Las estructuras del nuevo poder serán más horizontales con híper mega ricos en la cúspide de la jerarquía y los ricos menos ricos o más pobres en el segundo anillo o escalón de mando.

La física cuántica explica cómo la evolución de la vida ha transcurrido sobre la base del ensayo y el error. La historia de la humanidad ha ocurrido de igual manera. ¿El icono de la civilización occidental que data de 5 mil años antes de nuestra era llegará inexorablemente a su final? Ya hay iconoclastas pensando en su sucesión.

No es incoherente pensar en serio lo que se dice en broma: “Para acabar con la pobreza es menester eliminar físicamente a los pobres“. ¿Pero cómo eliminar a tanta gente subrepticiamente, sin sospechas, como cometer el genocidio perfecto, sin dejar huellas ni rastros que puedan inculpar a los autores? ¿Será a través de una pandemia mundial? ¿Una conflagración nuclear?